capitulo 26

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Mis piernas temblaban y Sebastian puso su rodilla en medio de mis piernas y de cierta forma me ponía más nerviosa.

Eso era lo que tenía nervios y estaba molesta. Muy molesta con él porque por su culpa Ciel estaba muerto, él jamás volvería a la vida y eso me dolía demasiado.

También por eso no quería que Sebastian me tocará, él es el culpable de todo esto.

-____, por favor no me tengas miedo. No podría vivir si tú me temes

-no te temo...

-¿Ah no?

-no... simplemente te odio...-lo miré molesta

Me solté de sus agarre, pero cuando eso hice mi parte íntima rozo un poco con la rodilla de Sebastian y eso me hizo soltar un pequeño gemido.

Lo miré pero estaba sonrojada y Sebastian sonrió.

-¡No, ni lo creas! ¡Yo no quiero nada de...!

No terminé de hablar ya que Sebastian se abalanzó a mí y me besó. Yo lo aventaba no quería nada de esto, quería estar con Ciel pero....de un momento a otro comencé a corresponder su beso, ignorando cualquier cosa.

Poco a poco íbamos caminando a mí habitación, Sebastian me cargó haciendo que mis piernas se enrollaran en su cintura, él bajó sus manos hasta mis muslos y después abrió la puerta, la cerró detrás de él.

Caminó a la cama y ahí me acostó. Se quitó los guantes de las manos lo cual me recuerda, ¿Cuando fue que recuperó su otro brazo? ¿Acaso a ellos les brota como margaritas? Es extraño aunque es normal entré los demonios o eso quiero creer.

Después de dejar sus blanco guantes a un lado se subió a la cama para después subirse arriba de mi.

-no lo hagas, Sebastian. Yo no quiero nada contigo ya, ambos terminaremos aquí. Así que quítate de encima de mi, por favor

-no, como el demonio que soy, me hace sentir bien que tú me odies. Porque para mí será más placentero esto.-sonrió

-pero para mí no, así que déjame

Trate de levantarme pero él no me lo permitió, su cuerpo me mantenía encerrada. Sus brazos a los lados de mi cabeza y una de sus piernas en medio de mis piernas tal como estábamos afuera en el pasillo. Y su otra pierna al lado de mi pierna derecha.

-Sebastian, no estoy jugando es en serio. Quítate

-no lo haré, como el demonio que soy, recuerda que me gusta todo este tipo de cosas

-no Sebastian, no te atrevas-lo miré

Sebastian sonrió y después beso mi cuerpo haciendo que mi piel se erizarán.

Sus labios poco a poco iban bajando, llegando a mi abdomen pero cuando llegó a mi parte íntima me acarició haciendo que me arqueara levemente.

La Hermana Mayor De Ciel (Sebastian Michaels y tu) Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora