capitulo 46

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Sebastian y yo salimos de la tienda donde estaban todos los del elenco principal. Me jalo de la mano hasta que estuvimos algo lejos de ellos.

-aquí estaremos bien.-dijo mirando a la tienda en la que estaban ellos.

-¿Porque?

-¿Porque qué?

-¿Porque les mentiste?

-no les mentí, _____ realmente eres a la mujer que amo.

-vamos Sebastian deja de jugar. Tu realmente no me amas.

-_____, ¿Porque dices que no? Es porque no te he pedido que seas mi novia?

Me le quede viendo a Sebastian.

-olvidalo Sebastian... mejor me voy con Ciel.

Me di media vuelta pero Sebastian tomo mi mano y me jalo hacía él para después besarme, eso me sorprendió.

Nos separamos y Sebastian me abrazo.

-no lo hice porque quería que fuera en un momento adecuado pero si pensaste que no te amaba estabas equivocada. Yo realmente te amo _____.-tomo mi mano y la puso dónde se supone que está su corazón. Sintiendo unos leves latidos.

¿Sebastian tiene corazón?

-____, yo quiero estar la eternidad contigo pero por ahora no puedo pedirte que seas mi novia.-acarició mi rostro

-¿Porque no? ¿Qué es lo que planeas Sebastian?

-nada pero probablemente tenga que hacer algo _____.-se quitó el guante y acarició mi rostro.-y no quiero lastimarte. Por eso espera

-ya te dije Sebastian.-avente su mano.-no eres el único demonio aquí. Yo también puedo sacar información cómo demonio que soy. Y para mí será más fácil.

-¡No te atrevas!-dijo tomando mis hombros.-¡Tu no harás nada!

-¿Cómo lo sabes? Yo puedo hacer cualquier cosa con tal de ayudar a Ciel.-sonreí.-así que no te sorprendas si descubres algo

-¡_____!

-ahora me iré. Por alguna razón hoy si quiero dormir.

Me iba a ir de nuevo pero Sebastian me tomo de la cintura, me cargó y después comenzó a caminar.

-¿A dónde me llevas?

-cállate.

Entramos al bosque, nos alejamos mucho del circo por lo que se me hizo extraño.

-Sebastian, Ciel no puede estar solo. Tenemos que estar con él.

-....

-Sebastian, suéltame. Tengo que ir con Ciel. ¡No podemos dejarlo ahí solo!

Sebastian seguía sin decir nada así que comencé a moverme tratando de safarme de su agarré pero no podía.

Después de unos minutos él me soltó, dejándome caer. Me queje.

-Sebastian, eso me dolió. ¿Que hacemos aquí?

Me levanté y miré a Sebastian, este me miró para después acercarse a mí para besarme. Se quitó el guante que tenía y comenzó a acariciar mi pierna ya que aún no me cambiaba de ropa.

La Hermana Mayor De Ciel (Sebastian Michaels y tu) Libro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora