Sólo Contigo (TAEJIN/JINTAE) #2

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Al pasar los días todo empezaba a empeorar.

En casa de Tae todo se estaba convirtiendo en un gran infierno, no era lo que tenía pensado que ocurriría.

Seok Hyung, Yiseul y Soo Woo se quedaron en casa de Jimin y Suga ya que querían pasar sus vacaciones junto a los gemelos.

No era de extrañarse que entre ellos se llevarán muy bien, se trataban como hermanos y estando juntos, se sentían cómodos.

En cambio con Taehyung era diferente, su vida estaba cambiando radicalmente.

¿A que me refiero?

Muy fácil.

Desde esa primera vez en la que Jungkook lo llevó a un bar y así aprovecharse para estar con él.
No iba a ser la única vez que ocurriera, sabía manipularlo a su antojo, sabía cómo lastimar lo sin que se viera la intención.

Sabía cómo ponerlo entre la espada y la pared para que el terminara totalmente ebrio.

Pero no todo le salía muy bien a Jungkook.

Ya que las veces en las que Tae quedaba totalmente borracho, al llegar a su casa, se quedaba dormido a causa del alcohol, y así, Jungkook no terminaba con su propósito.

Que era estar de nuevo con Tae como lo había conseguido esa noche.

Si. Tae y Jungkook ya llevaban días en las que salían de trabajar de su despacho, y se iban juntos a ese mismo bar. Terminaban a altas horas de la noche totalmente ebrios y así se dirigían a su casa sin saber cómo lo habían logrado.

Tae siempre se arrepentía de lo sucedido un día antes, pero no era toda su culpa.

No.

Jungkook sabía manejarlo a su antojo, sabía cómo lograr en que Tae pudiera aceptar cada copa de alcohol que le ofrecía.

Era un títere a lado de Jungkook.

Cuando el despertaba y veía que había caído una vez más en el maldito alcohol, se mal decía a si mismo por haberlo hecho una vez más sin que él se diera cuenta.

O al menos eso quería creer.

Él siempre detestaba el alcohol, jamás vivió una experiencia similar a lado de Jin.

Ellos vivían su vida de una manera distinta.

En vez de ir a un bar de mal a muerte.
Ellos preferían salir a pasear, a comer juntos, a ir al cine, disfrutar las cosas que tenían en común, en disfrutar cada segundo que pasaban juntos en sus cinco sentidos.

Ellos no necesitaban alcohol o algo más para que su vida fuera mejor, simplemente bastaba con que todos los días al despertar, pudieran verse a los ojos y sonreír se como si fuera la experiencia más hermosa del mundo.

Cada beso que compartían, era el mejor remedio para que su corazón latiera a toda prisa y supieran que estaban con la persona correcta.

Él día que planearon tener familia, fue uno más de la lista de lo mejor que les ha ocurrido en su maravillosa vida.

Estaban seguros de que tener familia los uniría más y los harían más feliz de lo que ya eran desde el momento en que por fin pudieron estar juntos sin ninguna interferencia de nadie.