Capítulo 34.

3K 242 423
                                    

[No confíes en nadie]

Narrador omnisciente:

—Estábamos jugando, se cayó y se encajó algo filoso —Nikolás ya había estado advertido por Joaquín, si algo le llegaba a pasar por culpa de Rodrigo, tenía que inventarse algo, algo que no implicara revelar el bullying.

—Se desmayó por la pérdida de sangre, no fue mucha, pero se ve que éste joven ya ha perdido bastante, y apenas se estaba recuperando a su totalidad, también puede ser que se haya desmayado por ver la sangre —la enfermera curaba el estómago del chico sobre la camilla, vendándolo con un parche.

—¿Es grave? —el ojiverde se comía las uñas de los nervios.

—No, tranquilo, fue un centímetro exacto, no pudo perforar órganos, ni infectarlo, todo en orden, pero que no se vaya a esforzar en hacer algún ejercicio, o a tocarse, porque le va a doler; mínimo una semana de descanso va a necesitar. Puede asistir a la escuela, pero no puede cargar su mochila, ni participar en educación física —con un pequeño algodón lleno de alcohol intentó devolver al mundo a Joaquín.

El chico con escasos rizos se mostraba haciendo gestos, arrugando su nariz, y abriendo los ojos poco a poco.

—Los dejo solos unos momentos, ocupo ir por los papeles, para que me firmen unas cosas, puede seguir estudiando, pero si por favor le puedes llevar la mochila, sería lo mejor —Tamara, la enfermera, salió de la habitación.

—Joatitch —Niko se acercó rápidamente para ayudarle a levantarse.

—Rodrigo...

—Sí, ya sé que fue él, y me las va a pagar de alguna forma; olvídate de ese imbécil. No vas a poder cargar tu mochila, ni salir a educación física, me quedaré en el aula contigo, es más, podemos irnos a la biblioteca. Y yo llevaré tú mochila toda la semana, ¿Bien? Ahora solamente firmamos un papel de evaluación a la enfermería y nos vamos a tener la última clase; los demás profesores no vinieron, así que saldremos temprano.

—Emilio, debo llamarle —Joaquín se incorporó por completo.

—¿Para qué? Podemos esperar el bus, e irnos a los estudios, no nos dirán nada por llegar temprano —Nikolás se quedó callado cuando Tamara volvió.

—Firma aquí, y aquí, y listo —la enfermera retiró los papeles, dejando libres a los dos chicos.

—Emilio me dijo, que estaría esperándome todos los días en la salida, para llevarme a grabar, y protegerme del inútil de Rodrigo —salieron de la habitación.

—Pero Emilio sale una hora antes que tú, y faltan dos más para eso, apenas son las once Joaquín —Niko le mostró el tiempo en su reloj.

—Entonces, esperamos aquí, a que salga —Joaquín estaba tomando su estómago, con una punzada en él.

—Está bien, deberás amarme por ello —entraron al aula, pasando desapercibidos de los demás, ya que el profesor aún no había entrado, y todos estaban haciendo relajo.

—Siempre te he amado —Joaquín le susurró en voz baja.

—Lo sé —Nikolás le guiñó un ojo —. Sé que podríamos hacer...

—¿Sobre qué?

—Saldremos temprano, todos se van, y dejan la escuela vacía, solamente el director se queda a esperar a que se desaloje la institución, pero podríamos ir a vestidores —ambos se sentaban en la parte trasera del aula.

—¿A vestidores? No entiendo, ¿Para qué?

—Investigué un poco más de Rodrigo... Sé dónde está la llave del diario —Nikolás se moría de la emoción.

"Cry Baby"//Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora