Capítulo 50.

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[El cielo, pijamadas, y enfrentamientos].

23 de Febrero de 2019.

Dando un recuento de lo que pasó en éstos días, sería decir que no he dejado de hablar con Gizén ni un minuto. Me manda flores, y la verdad a mí madre le agrada completamente. Lo he pensando mucho, quiero a éste chico, es difícil deshacerme de los viejos sentimientos, pero no imposible.

Así que quieres que vaya a una pijamada, más temprano que todos, para hablar sobre el tema, después va a llegar el estropajo con el chino y a las siete llega ese nuevo Emilio.

Sí, ¿Vienes ya? Son las cinco -quería arreglar las cosas con Nikolás cuanto antes.

De hecho ya llegué, manejé mientras te hablaba, así que ábreme.

Corrí escaleras abajo —Ma, nada más para recordarte que hoy tendré la pijamada con Niko, Diego y los Emilio's —grité.

—Está bien amor —escuché desde la cocina.

Abrí la puerta mientras tomaba un gran respiró —Hola Nilo.

—Muy bien, evitemos la charla incómoda, los lloriqueos o los reclamos. Me dijiste que fue un accidente, que ambos se olvidaron porque estaban muy presionados de irse al instante por el productor, que lo sientes mucho y que jamás quisiste hacerme ningún daño, así que abrázame, dime que lo lamentas una vez más y ya —puso ambas manos en su cintura.

Lo abracé —Perdóname, sabes que jamás te dejaría a propósito, fui... Fuimos unos idiotas, pero no fue con intención, te amo.

—Está bien, te creo, no más enojos, no soporto estar así contigo.

—Ni yo así contigo.

—Mejor ya quiero saber de ese nuevo muchacho, ¡Por fin alguien que no es el estropajo! O sea se llaman igual pero al menos la jeta es diferente, cuéntame.

—Necesito que lleguen aquellos dos para hacerlo de una vez con todos, no deben tardar, les dije a las cinco y media, faltan unos siete minutos.

Después de un rato, llegó el auto de Emilio, que venía acompañado de Diego, entraron y subimos a mí habitación.

—¿Dónde está el papi de Emilio? —preguntó Diego dejándose caer en la cama.

—Me tienes en frente chiquito —le dijo Emilio mordiéndose el labio.

—Tú no pendejo, el otro, el que sí es bonito —rió el más pálido.

—Ja-ja que risa —respondió el rizado.

—Llegará en una hora y media más o menos, primero los cité a ustedes para hablar de algo importante, algo justamente sobre Emilio el nuevo —traté de centrarme para poner en orden mis palabras y no decir nada erróneo, mientras que los tres ya estaban delante de mi, en círculo, escuchándome con atención.

—¿Te dijo que le gusté y ahora quiere salir conmigo? —Diego sonrió muy alegre.

—No... —articulé.

Narrador omnisciente:

Joaquín no sabía por dónde empezar, tenía que contarle a su mejor amigo sobre su nueva "pareja", tenía que decirle a Diego que la persona que le gusta está enamorado de otro chico, y lo más importante, tenía que declarar frente a Emilio que estaba interesado por fin en alguien que no era él, que estaba enamorándose de otro, deslindándose de cualquier emoción fuera de la amistad entre ambos.

—Nos conocimos por internet, porque Loretta le pasó mi número, me habló y resulta que tenemos muchas cosas en común, desde artistas hasta costumbres, me cayó de lo mejor. Y bueno, cuando salí por primera vez con él, fue amable, algo penoso, reservado, solo que no exactamente, ya que en una de esas me dijo algo que me aceleró por completo. Pensé que lo decía por la emoción del momento, de conocer a alguien nuevo, pero en éstos días creo que me demostró que no fue así. Salimos y fue algo que nunca presencié con nadie —se refería a experiencias, porque si vamos a emociones, ya había sentido muchísimas cosas con Emilio Marcos —. Luego me quedé en su casa, a tener una supuesta pijamada, reunión, lo que sea, pero en realidad fuimos de fiesta, me defendió de un imbécil que intentó aprovecharse de mí, y fue ahí también cuando te sacamos del antro Nilo, que afortunadamente llegaste a tu casa y así. Desde ese día algo cambió en mi perspectiva de verle... Diego, quiero pedir perdón, porque sé cómo te pusiste cuando lo conociste... Ese mismo día, él me confesó que yo le gustaba, que por eso pidió mi número —Diego agachó un poco la cabeza, Nikolás estaba rebozando de alegría, y Emilio tenía la misma cara que cuando le pedías despejar una ecuación.

"Cry Baby"//Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora