Capítulo 11.

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[Ven, pero si está ella mejor retírate]

—Madres wey, ustedes se traían ganas, o qué pedo —dijo Roy al terminar de besarnos Diego y yo.

—Se le llama comprometerse —respondió Diego, modo triunfante.

—Sigamos ya, ¡Joaquín! —me gritó Adrián —. Coger matar casar... Conmigo, Roy y Emilio, ahora sí papaaa.

—Eh... Mato a Roy...

—¿Es porque soy negro? —rieron todos en el círculo.

—Me caso con... Con... —de ambas formas estará mal... Tengo riesgo de tener que besar a Adrián, porque es seguro de que a Emilio, no volveré si quiera a sentir su calor —. Adrián.

Todo el círculo se quedó en silencio, veo algunas caras pálidas por lo que estoy apunto de decir, y frente a María.

—Y ya saben qué a Emilio —me tapé los ojos rápidamente.

—¡Emilio! —gritó Diego V, al parecer alguien quiere ver el mundo arder —. Yo, Mau y Joaco, tres8uno presente.

—Perdóname mi querido Mau pero no te conozco mucho —Mau hizo una seña de "está bien no te preocupes" —. Verga wey, creo que... Me caso con Diego porque no mames mira que papasito, y le damos tun tun a Joaco.

—No mames —dijo Diego M.

Todos ahora sí que palidecieron.

—¿Qué wey? —preguntó Emilio.

—¿Beso? —le dijo Roy como diciéndole ¿Eres idiota?

—¡Pero si Joaco se cogió a Adrián! —gritó en su defensa Emilio.

—¡No wey! ¡Qué pendejo! Te cogió a ti —en ese momento Emilio abrió mucho los ojos, y al igual que muchos en el círculo, se puso pálido.

—¡A ver bésense! —gritó Diego V.

—No wey, tiene novia —le susurró Textos.

—En el cachete a ver, vengase pa' acá —Emilio se paró, me estiró y me dió un beso casi invisible en el pómulo.

La cara de María me debería de dar ¿Alegría? Tenía una mueca que se le caía la cara de disgusto.

Después de un rato, se empezó a ir la gente.
Solo quedábamos Adrián, Roy, los dos Diegos, Pao, Emilio y María.

—Oye, ¿Podemos hablar? —ya he escuchado esas palabras antes y no me fue muy bien, ya tengo los moretones bien marcados, pero no era Rodrigo, era Diego V.

—Sí, ¿Qué pasa? —me agarró del brazo y me llevó caminando para adentro de la casa.

—Solo sígueme —me dijo y avanzó, hacía arriba, y con miedo le seguí.

Subimos tres pisos de escaleras, ya que la casa de Emilio efectivamente tiene tres pisos, y tiene balcones en el segundo y tercero.

Subimos hasta un espacio donde era un pequeño salón, lleno de ropa, vestuarios y demás, pero había una puerta grande color negra, la cuál Diego abrió, la terraza.

—Desde aquí no nos pueden ver —efectivamente porque para el lado del patio, había una gran valla blanca que tenía incrustadas plantas y luces bonitas, solo tenías vista a izquierda, derecha y al frente de la casa de Emilio.

—¿Para qué vinimos aquí? —pregunté aún con miedo, no quiero ser violado como en la pesadilla.

—Para admirar la vista, despejarnos de la gente, para hablar —sonaba muy relajado, acto seguido se acostó en el sofá-cama que había.

"Cry Baby"//Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora