Capítulo 28.

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[Sáname]

—Necesito dormir o colapsaré, pero ya no quiero éstas malditas pesadillas —habló el castaño.

—¿Te ayudaría si te acurrucas en mi cuello y te canto? —¿Qué más le podía ofrecer?

—Podríamos intentar —se acomodó tal cual le dije, y empecé a tararearle.

—Y deja de hablar dormido, me sacas unos buenos pedos —le mencioné —. Tienes somniloquía.

—¿Somnilo qué?

—Somniloquía, quiere decir que hablas en voz alta mientras duermes.

—Ah, pues sí, me han dicho que hablo dormido, y desgraciadamente no puedo evitarlo, ya que no soy consciente de ello.

—Comprendo, cada vez que hables te voy a poner la mano en la boca para callarte —reí.

O mejor besarte para que no puedas hablar.

¿Qué?
¿¡Qué dices Emilio?! Aghh.

Seguí tarareando hasta que se quedó dormido, respiraba tranquilo, y me quedé despierto un rato, para anticipar cualquier reacción a sus sueños, pero no hubo ninguna, así que decidí dormir.

Ya no iba a atormentarme con más pensares, lo que va a pasar, que pase.

Ya no iba a atormentarme con más pensares, lo que va a pasar, que pase

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Narración normal [Joaquín]:

Desperté, con algo tapando mi vista. El cuello de Emilio, que olía muy bien.

—Despertaste —escuché la voz de Nikolás.

—¿Qué hora es? —al separarme un poco del cuello de Emilio, la luz invadió mis ojos.

—Las once de la mañana —tallé mis ojos sin despertar a quien yacía debajo de mí —. Te traje el desayuno —Niko tenía un plato grande, repleto de panesitos glaseados, y noté que dentro de la taza al lado, había chocolate caliente.

Sin pensarlo mucho me quité del agarre de Emilio para tomar los panesitos.

Estaban demasiado ricos, así que los devoré todos.

—Tú mamá me ayudó a hacerlos —sorbí la taza mientras Niko se sentaba al borde de la cama —. Y este —señaló a Emilio —Duerme como oso.

—Pobre, ha tenido que cuidarme, y escuchar mis relatos nocturnos, en mi somniloquía.

—¿Apoco sabes lo que significa? —se burló.

—Me lo explicó Emilio ayer —sonreí penoso.

—JAJAJAJA, sí claro, a ver, échate otro chiste, ese estuvo buenísimo —se retorcía de la risa y se limpiaba una lágrima.

Lo miré serio, no le encontraba la gracia.

—No juegues, ¿Es neta? ¿El simio sabía lo que significa? Seguramente lo consultó con Siri —continuó riéndose.

"Cry Baby"//Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora