Capítulo 58; parte 2.

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[Entendimos porqué los huracanes tienen nombres de personas].

Emilio volteó el cuerpo, y era un enmascarado de los que le estaban buscando.

Avanzó otros tres metros y se encontró a otro, a lo lejos veía dos más, siguió unas pisadas que no contenían sangre, y terminaban en un árbol.

—Psst —Joaquín estaba sobre éste —. Sube rápido, están por allá.

Emilio escaló a cómo pudo y llegó a dónde Joaquín.

—¿Qué les hiciste?

—Sé pelear, ¿Lo olvidas? Pero solo puedo hacerlo uno por uno, si dejaba que me encontraran me harían pedazos entre todos. He contado, podría haber más de ellos, pero no superan las diez personas. ¿Donde está María?

—En el contenedor, le dije que vendría a buscarte.

—Perdón.

—¿Por qu...?

—Por no decirte quien había sido el responsable, sí, fui egoísta porque tenía... Tengo tanto miedo de salir del clóset públicamente, no teníamos pruebas de nada, era casi imposible. Y yo, me sentía tan intimidado, por la amenaza y por la presencia de Rodrigo, ataca mí cabeza siempre que puede, sabe dónde vivo, tu ya experimentaste algo de eso conmigo. Estoy harto, pero no quiero ponerlo a prueba y tomar evidencias, porque algo puede salir mal...

—Joaquín, está bien yo, puedo comprender, tu sexualidad está a salvo con los que te queremos, María no dirá nada, no la dejaré hacerlo si eso quiere, por el momento me interesa huir de éste lugar... Y oye, ¿Qué les hiciste a aquellos?

—Solo los noqueé, tal vez la sangre es porque les rompí los labios al golpearlos.

—Hay que volver al contenedor por María y encontrar la forma de bajar para irnos, de ninguna forma quiero que les hagan daño a ustedes dos.

—Shh.

—¿Qué? —Joaquín le tapó la boca a Emilio, y vió que se aproximó una sombra.

Era otro encapuchado, no se veía otra figura a la par, así que Joaquín bajó un poco, y después se dejó caer con el codo en posición en el chico de abajo, dejándolo inconsciente.

—Baja, si no estoy equivocado, solo queda Rodrigo, tal vez alguien vigilando abajo, y ya —Joaquín le tendió la mano a Emilio para que bajase.

Emilio desmanteló al chico en el piso, le quitó su bate, y se lo colocó en el hombro, regresaron por dónde venían, Joaquín tomó el bate de otro de ellos.

Llegaron al contenedor.

—María... Somos nosotros, sal —habló Emilio.

—¿Se fueron? —la chica salió del contenedor.

—Aún quedan dos en pie, tenemos que irnos, conozco un camino, el de piedras que te dije, es algo peligroso porque puede haber animales pero es mejor que ser bateado por un maniático, vamos —Emilio y Joaquín iban delante, María iba tras ellos, voltearon hacia la izquierda y llegaron al estrecho camino de piedras, caminaron un metro y sabían que debían ir despacio ya que se escuchaban sus pisadas.

Cómo es colina abajo, sin protección, les costaba un poco no irse para en frente y rodar.

—¡Ay! —gritó María ahogadamente al caer a las piedras.

—¿Estás bien? —Emilio se detuvo a ayudarla.

—Es mí tobillo... De verdad cuando estoy con ustedes cosas malas pasan, solo, vámonos de aquí.

"Cry Baby"//Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora