Capítulo 53.

1.5K 181 186
                                    

[Cómplice y obsesión].

Gizén estaba socializando con varias personas en la fiesta, unas dos horas después, ya tenía una media luna frente a él y a Joaquín, que lo escuchaba hablar de sus pasatiempos, y de su carrera en modelaje.

Emilio no podía quitarle los ojos de encima, tenía a María bajo uno de sus brazos, jamás había estado más aferrado a ella que en ese momento, tenía los nervios de punta, con los sensores bien alerta, inclusive una cierta paranoia activada.

Joaquín estaba nervioso también, pero no por creer estar en peligro, sino, porque le daría a ese chico que estaba a su lado, una argolla que significaría un “Seremos todo cuando vuelvas”, y no sabía muy bien como iba a reaccionar.

—Muy bien todos, acérquense por aquí —el DJ que habían contratado tenía órdenes de pasar a Emilio y a Joaquín al frente en la tarima, para anunciar sus nominaciones —. Quiero que los anfitriones de éste festejo pasen para darles un aplauso.

Ambos subieron y dieron las gracias por venir.

—De igual forma, me están avisando, que quieren que canten —habló el DJ.

—¡Amor valiente! —gritó alguien de fondo.

Y toda la multitud comenzó a corear “¡Amor valiente!”.

Tomaron los micrófonos, se vieron no muy seguros de sí, mientras que un mundo de enredijos sucedían en sus mentes.

—Oh, oh... Oh no, te estás enamorando... —comenzó Emilio —. Sé, que comentan del modo en que te miro, no saben lo que siento, instinto verdadero...

—Sé, que no entienden que yo por ti suspiro, que casi estoy muriendo —Joaquín le cantaba a Gizén, y Emilio solo trataba de buscar los ojos de Bondoni —. Intenso sentimiento...

—No, que no me pidan alejarme, para eso es demasiado tarde, no hay forma en que deje de amarte eh, eh, eh... ¡Éste es mí amor valiente! ¡Diciendo que te amo, mirándote de frente totalmente enamorado!

Todos estaban cómodos escuchando aquella canción, excepto María.

Todos estaban disfrutando la noche, excepto Emilio.

Todos estaban teniendo una noche normal, común de toda la vida, excepto Joaquín.

Pero no sabían, lo que les esperaba a aquellos tres.

Terminaron de cantar, fueron ovacionados por los invitados, y bajaron el escenario.

—El carrito de tacos ya llegó chicos, se posicionará a la derecha, por si gustan pasar —dijo el DJ.

Una multitud de gente, se formó en fila para recibir sus tacos, mientras Gizén y Joaquín estaban sentados en unas de las sillas junto a la piscina, Maria y Emilio estaban sentados en el filo de la piscina, remojando sus pies.

—¿No quieres comer otra cosa, que no sean tacos? —dice Joaquín.

—Tacos no está mal ¿Tu quieres algo más? Puedo ir a traerlo —responde Gizén.

—No, o bueno, de hecho, podríamos ir a tu casa de acá al lado, ordenar algo y comer allí, después regresar a la fiesta.

—No suena mal, ¿Vamos?

—Vamos.

Ambos se levantaron, pasaron desapercibidos en la multitud, salieron por el portón y rodearon toda la estructura, hasta llegar al otro lado, donde había una casa de al menos tres pisos, color caqui, con ventanas grandes en el frente, piso de madera en el porche, el cual contenía mesedoras tejidas, se entraba por una puerta de barras, que solo se abría con una tarjeta, al pasar, se caminaba por una banqueta ancha, en donde a los lados había macetas de plantas muy bonitas y llamativas.

"Cry Baby"//Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora