Capítulo 24.

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[Voy a luchar, incluso si sé que mis posibilidades no son las mejores]

“Oye Joaquín, Diego emoji con los ojos a líneas está llamando... So one last time, I need to be the one who...

—¿Bueno? —atendí el celular, extrañado.

—Hola Joaco, oye, me enteré de que tienes una pierna rota, ¿Cómo vas?

—Bien supongo.

—Genial, oye, ¿Estás en tu casa? —se escuchaba como si estuviese manejando.

—Sí lo estoy, estoy con... —Emilio me hizo señales de que no lo mencionara a él —. Con mi soledad, no hay nadie en casa.

—Bueno, ¿Puedo ir? Aunque en efecto estoy a dos cuadras de tu casa —rió.

—Ah, claro, aquí te espero —colgué.

¿Por qué viene Diego? —Emilio puso su mano en su mentón.

—Supongo que para decirme el típico “Mejórate” o algo por el estilo.

—Me esconderé, y lo asustaré cuando llegue aquí —la cara de malicia de Emilio solo me podía provocar risa.

—Si menso, y ¿Cómo se supone que yo voy a bajar a abrirle? ¿Volando o qué? —señalé mi pierna.

—Bueno... Puedo ir a abrir rápido y le dices que está abierto desde aquí, así no te paras, ni tengo que bajarte en la silla, ¿Aceptas? —Emilio se paró rápidamente hacia mi puerta.

—Ándale ve —corrió emocionado, y se escuchó donde efectivamente abrió el seguro de mi puerta, y luego regresó rápidamente.

—Me voy a esconder en el baño, así tú estás sentado y el dará la espalda a esa puerta y podré salir para asustarlo —asentí con la cabeza y el corrió al baño.

Tardó no más de dos minutos, cuando recibí un mensaje.

Diego😑: Ya llegué ábreme.

Joaco B: Está abierto, pasa, estoy arriba, es la puerta que está hacia la izquierda.

Diego😑: Bueno, ya voy.

Se escuchó a Diego abrir y cerrar la puerta, luego subir las escaleras, y por fin entrar a mi habitación.

—Hola —entró y me dió un pequeño abrazo —. ¿Silla de ruedas? —la señaló —¿Tan mal quedaste Joaco?

—Pues desafortunadamente sí, me rompí feo —hice una mueca.

—Joaquín, vine aquí para decirte que te mejores, ya sabes lo típico, pero también vine a decirte algo más —pude ver como la puerta del baño se abría un poco.

—¿Qué cosa? —me centré en los ojos de Diego, si es que dos líneas pueden llamarse ojos.

—Estuve pensando en aquel día en casa de Emilio, ya sabes, cuando subimos a la planta alta, sí estaba borracho, pero no totalmente inconsciente —la puerta detrás de él se detuvo de un golpe —. Me gustó compartir ese momento contigo, Bondoni —se me acercó un poco más, poniéndose de rodillas frente a mí, para quedar más a mí altura, ya que no podía pararme.

—A mí también Diego, pero, ¿Eso es lo que ibas a decirme?

—No solamente eso, o sea, quería que supieras que ese momento me hizo recordar todos aquellos, cuando ambos entramos a tres ocho uno, ¿Te acuerdas?

—Claro que sí, ese mes de marzo fue muy loco, me encantó conocer a los chicos, y pues claro, que como nuevos tú y yo nos apartabamos un poco —toqué los rizos de Diego.

"Cry Baby"//Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora