-No, no te amo, no puedo hacerlo, y lucharé para nunca hacerlo.
Un universo nuevo, basado en la realidad, con un toque de ficción.
¿Hasta donde puede llegar el acoso de una persona?, para destruir la vida de un ser humano.
¿Cuánta culpa y temor pued...
[Nosotros pondremos espadas para protegerte, y lucharemos para que estés bien]
—¿Quieres que te traiga algo de la tienda? ¿Un jugo, o algo? —me ofreció Emilio.
—En el salón hay mucha comida aún, no tienes que, solo que ya no quiero regresar ahí adentro... —limpié mis ojos, los cuales muy probablemente estaban rojos.
—¿Quieres ir al dormitorio? Así te lavas la cara, y te puedo dar un masaje lento donde te golpearon —Niko me tendió la mano.
—Sí, vamos Nilo, y... Tú también Emilio —le sonreí.
—Yo puedo cantarte para hacerte sentir mejor, si quieres —me dijo mientras me tenía abrazado de mi hombro.
Llegamos al dormitorio, donde afortunadamente no hay matones o bullies, solo son otros dos chicos, porque los demás no quisieron quedarse a dormir. O bueno, yo solo veo dos maletas, una en la litera de arriba, y en otra cama una maleta en la de abajo. Y al parecen nos colgaron cortinas black out para tener "privacidad".
Entré al baño del dormitorio, me lavé la cara, tenía moretones de ambos lados, afortunadamente nunca salgo sin maquillaje, ya tengo experiencia en esto. Me tapé las manchas moradas y verdes. Salí y me senté en la cama de abajo.
—Yo dormiré arriba, pero por mientras, los tres abajo estamos bien, ¿No? —pregunté.
—Sí, no hay pedo, a ver, déjame ver cómo te dejaron el cuerpo los idiotas esos —me dijo Niko, y me quité la camisa.
Dejando a la vista las marcas de dónde me tenían presionado contra la mesa, los golpes que me dí cuando me aventaron contra ésta misma y el suelo.
—Te voy a poner una pomada que usa mi mamá, y con esto no te dolerá tanto, ¿Te hirieron las piernas también? —lo miré con los ojos entrecerrados —. ¿Qué? Es en serio Joatitch, no andes creyéndome pervertido.
—Sí, también están lastimadas —hablé.
—Quédate en boxers, no hay pedo, yo casi siempre ando en calzones —Emilio rió.
Me quité los pantalones y me recosté en la cama, Niko me empezó a masajear con la pomada. Afortunadamente pusieron las cortinas, porque si no, creerían que estamos haciendo... Ay no.
—Te cantaré algo bonito, a ver... —Emilio tomó aire —.Yo te vi, descalza por ahí, y comencé a buscar, tus huellas al pisar la arena, fui, de prisa tras de ti, y te metiste al mar, te convertiste en mi sirena, fue... Tan especial... Te acuerdas.
Era como un sueño, recibiendo masaje, siendo protegido por dos de las personas que más amo, Emilio cantándome tan cerca...
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Desperté algo confundido, Niko estaba a mi lado aún con la cabeza recargada en el palo que sostiene la cama de arriba y Emilio estaba ¿Dormido? En mis pies.
