Capítulo 25.

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[No son celos, pero por favor no te fijes en nadie más]

Llegamos al moll, Diego bajó mí silla y Emilio me colocó en ella.

Entramos, y lo primero que hizo Diego fue comprar los pases ilimitados para los juegos, donde hay desde videojuegos, hasta inflables.

—Vas a perder niñita —dijo Emilio, mientras el y Diego jugaban a matar monstruos, mientras yo los observaba, riéndome de ambos.

—¿¡Quién es la niñita ahora?! —Diego ganó e hizo un dab.

—Opino que juguemos a las carreras —Emilio se encogió de hombros y se movieron a las sillas para manejar.

—Apostemos algo, Marcos —Diego seleccionaba su carro en la pantalla.

—Te escucho, Badillo —Emilio hacia lo mismo.

—Si yo gano, me dejas darle un beso a Joaquín —me puse alerta de lo que escuchaba —. En la boca —sonrió pícaramente.

—¿Y si yo gano?

—Tú le das el beso.

—Estás pendejo, tengo novia —novia novia novia, ¿No sabe hablar de otra cosa? Aunque es bueno que la respete...

—Madres, se me olvidaba que andas con la Maroshan, entonces... —se puso pensante —. Si tú ganas, te compro el helado que más te guste.

—Muy bien, pero entonces tengo que luchar por Joaco para que no lo beses, porque él no accedió a nada —eligieron el terreno en la pantalla.

—Por mí no hay p...

—Cállate moco, voy a luchar por ti dije —me interrumpió Emilio.

Si Niko dijo pon celoso a Emilio, besa a Diego, déjate mangonear, yo obedezco.

Empezaron a conducir, ambos muy emocionados, en ocasiones saltando del asiento, emitiendo sonidos raros con la boca, dando pequeños gritos de emoción.

—¡El futuro de los labios de Joaquín está en tus manos, y parece que vas a perder! —Diego rebasaba rápido a Emilio.

—¡Por Joaquín! ¡Y por sus labios! —parecían metidos en rápido y furioso.

Segundos después, ya estaban en la vuelta final, Emilio iba a la cabeza, pero en una vuelta errónea, Diego lo sobrepasó.

—Eres el peor defensor en la historia, mí querido Marcos —Diego ganó.

Me ruboricé, totalmente, no quería que me besara, o al menos no frente a Emilio, de nuevo.

—Te falle moco... Pero si no lo quieres besar no lo hagas, patealo mejor —se pararon de las sillas.

—No iba a preguntarle si quería de todas formas —Diego se acercó a mí, y se agachó, a mí altura.

—No quiero que lo beses —Emilio apretaba los dientes y los puños.

—Lo siento compañero, perdiste la apuesta y Joaquín sufre las consecuencias —sin más rodeos se abalanzó sobre mí, y me besó.

Automáticamente me volví un tomate, y él también.

Sentir sus labios de nuevo, era algo no descomunal, pero ésta vez la novia de Emilio no estaba para distraerlo del acto frente a él.

Diego ganchó sus labios con los míos con algo de deseo, como si me hubiese extrañado desde aquel día en casa de Emilio. Sus labios estaban tibios, suaves, y su lengua quería ocupar mí boca una vez más, pero no lo permití.

Emilio tomó a Diego de los hombros y lo retiró de mí alcance.

—Mucho romance por hoy ¿No creen? Qué suerte que estamos en el área oscura, y que no se ve gente por aquí, porque si les llegaran a tomar una foto, para mañana ya ambos estarían catalogados como gays —Emilio ayudó a Diego a pararse.

"Cry Baby"//Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora