Capítulo 5.

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[No podía decepcionarme de ti... Al menos no por completo]

Después de grabar, y de nadar mucho en el río, me sentía cansado.

—¿Me cargas? Estoy exhausto —dije con mí último aliento a Emilio, pensé que me iba a ignorar.

Se agachó para que subiera a su espalda, y me cargó de caballito. Su espalda junta con mí pecho producía calor, aunque estuviéramos mojados.

 Su espalda junta con mí pecho producía calor, aunque estuviéramos mojados

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Ya son las ocho, y tengo hambre, espero Emilio se acuerde de los helados.

Subimos al autobús, una vez más yo en la ventanilla, hasta atrás. Cuando me recargué en la ventana para ir viendo las estrellas, sentí contacto... Era Emilio, que agarró mí mano otra vez, y se recargó en mí para dormir un rato seguramente.

Es tan inquieto, que terminó quitando la recargadera de los brazos, para hacer un solo asiento grande, se hizo bolita, recargó su cabeza en mis piernas viendo a los asientos de en frente y ya acostado con los ojos cerrados, tomó mí mano izquierda y la entrelazó con la suya, puso mí mano derecha en su cabeza. Diez minutos después cuando todavía ni arrancábamos, Emilio ya era bello durmiente.

¿Siguió con lo de la tarde porque gané?
¿O en serio me quiso tomar la mano?
¿Será que Emilio es... tal vez un gay de clóset reprimido?...
¿Emilio me quiere cerca de él?
¿Le gustará si le hago piojito?

Comencé a hacerle piojito y me asomé lentamente para ver su rostro, y mientras lo hacía, vi una pequeña sonrisa que se le escapaba al pelos de trapeador negro.
Su cabello es tan suave...

Pasó cómo media hora y me empecé a quedar dormido. Tanto que terminé cayendome de sueño, me hice bolita yo, y quedé arriba de las nalgas de Emilio, la cabeza de éste en mis rodillas, mí mano izquierda en su tobillo, mí mano derecha estaba tomando su mano izquierda y su mano derecha estaba debajo de mí torso.
Parecía que estábamos jugando al doctor tripas. Nalgas planas que tiene el Emilio, no estaba nada acolchonado.

—¡Ya llegamos! —escuché decir de Arath, quien hace a mí papancho en la novela.

Abrí mí ojos y al tratar de levantarme, me di cuenta de que Emilo tenía sus piernas en mí cabeza, y estaba con su cabeza en mí nalga derecha, y sus manos sueltas.

—¡Emilio, psst! —susurré no muy fuerte.

—Sgwhsjdu —fue lo que entendí de Emilio.

—Ya llegamos Famosorio, tenemos que bajarnos, bájate de mí —le pegue suavemente en las piernas.

—No quiero ir a la escuela... —levantó su cabeza y luego se cayó del asiento —. ¡YA DESPERTÉ MAMÁ YA!

—No vas a ir a la escuela tonto—me reí inconscientemente.

—¿Cuánto me dormí? —dijo entre dientes, medio atontado.

—Desde que salimos de los parques, te dormiste en mis nalgas —me sonrojé y solté una carcajada.

"Cry Baby"//Emiliaco.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora