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Tercer día de su estadía. Seok Jin no aguantaba ni un minuto más.

Después de haber preparado la clase de esa sesión, ignorando lo que el príncipe le había dicho en día anterior, se encaminó al palacio Donggung, al edificio de estudios, Bihyeongak. Encontrándose con la mera sorpresa de que aquel chico mimado había dicho la verdad un día antes y no asistiría a la clase.

Seok Jin empuñó sus manos y dejó caer los libros en la mesa, no le molestaba en absoluto que no asistiera, en realidad, se sentía demasiado alegre de no tener que ver aquel rostro. Pero, solo se estaban atrasando más, de los cuatro libros que tenía que ayudarle a memorizar, solo llevaban uno y todavía no lo dominaba del todo.

¿Cómo podría mostrar Seok Jin al secretario del rey su débil rendimiento en enseñar al príncipe? No quería pasar vergüenza en la primera semana y no lo permitiría.

Inhaló y exhaló tratando de tranquilizarse. El erudito aumentaría las horas de clase en los días que restaban para poder cubrir todo. Resultaría bien, solo debía calmarse y no obsesionarse con todo eso. Tomó los libros y salió por las puertas de madera. Topándose con el joven eunuco Jung frente a él con una sonrisa un tanto avergonzada, mientras le dedicaba una leve reverencia.

—Señor Kim, me disculpo de antemano por no haberle avisado sobre el príncipe heredero —comenzó a decir con un tono de voz apresurado —. Por lo general, su alteza suele ser muy terco y nunca quiere estar cuando hay ceremonias oficiales, por lo que he mentido un poco con lo que respecta a su clase.

—¿Mentir?

—Sí... He pasado un mensaje al secretario de que la clase duraría lo mismo que la ceremonia. Ya que el príncipe deseaba cubrir más temas no relacionados con el plan de esta semana —dijo, encogiéndose de hombros, Seok Jin entornó los ojos, respirando profundamente—Sé que es una molestia pedirle esto, pero...

—Sí, el príncipe heredero me avisó que no vendría y que saldría del palacio, así que no debes preocuparte —el eunuco abrió sus ojos en demasía al escuchar sus palabras.

—¿De verdad le ha dicho? Es un poco inesperado —soltó una risa que Seok Jin no supo cómo interpretar, por lo que pegó más los libros a su pecho —. Eso es lo que quería decirle, nadie puede enterarse de que su alteza ha salido del palacio, por lo que le pido que no mencione este tema con nadie. Sería ideal que no lo vieran a usted alrededor tampoco.

El erudito supo que eso no sería problema, pues había quedado con Yoongi para salir en un par de horas más. Pero aún así, toda aquella situación no podía pasarla así nadamás, se sentía nervioso. ¿Qué pasaba si los descubrían? Era claro que el príncipe no recibiría ni un solo castigo y toda la culpa recaería en él. Tal como se lo había especificado.

—Entonces...

—Sí, el príncipe me dio órdenes de que usted no podría salir del palacio Donggung, hasta que la ceremonia termine y el príncipe se escabulle por aquí de vuelta.

Ladeó la cabeza, ideando cómo podría salir del palacio sin ser visto por los demás trabajadores. Yoongi y él habían quedado en verse a las afueras de Donggung, cerca del palacio Gyeongbokgung.

Sería más difícil de lo que creía salir, ¿Podría ser buena idea contarle al eunuco Jung? Dios, para nada, sacudió la cabeza tratando de ordenar sus pensamientos. No quería ser visto como un chico irresponsable, aún si aquel eunuco parecía ser una buena persona.

Bufó fastidiado y asintió.

—Bien, ¿así que me quedaré en Bihyeongak durante seis horas? —cuestionó, tratando de cersiorarse de lo que había escuchado, el contrario asintió  —. ¿Los demás de este palacio saben sobre lo del príncipe y su escape?

The Erudite; JinTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora