The Erudite; JinTae

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—Sigo sin poder creer que te hayas escapado —murmuró Sun entre dientes —. Has traicionado mi confianza.

—Ya ha pasado un día de eso —se excusó, soltando una risa débil por ello —. Debí habértelo dicho, pero todo ha sido muy rápido.

—No puedo dejarlo pasar así nada más. Me has dado el susto de mi vida —le regañó y le miró de soslayo —. ¿Cómo estás?

Descubrió que, luego de los días pasados, él se encontraba impertérrito. O al menos, eso intentaba parecer. La cortesana sabía de antemano lo afectados que estaban ambos hermanos.

Jungkook tenía el ánimo por los suelos. Por más que no lo mostrara, el Rey siempre había sido alguien importante para él. Era su padre, después de todo. La devastación que sintió al no poder hablar por última vez con su majestad seguía repiqueteando en su cabeza.

—Estoy bien… —le aseguró, cruzando los brazos tras su espalda —. Más tranquilo.

—Eso es bueno.

—¿Y tú? ¿Te estás tomando un descanso de la casa de cortesanas? —preguntó Taehyung con curiosidad, preguntándose por qué de repente ella paseaba sin preocuparse de nada más.

—Me lo merecía —expresó en voz baja —. No quiero regresar a ese lugar por unas cuantas semanas. Aunque... La jefa de cortesanas ha perdido su trabajo. Ya no podrá molestarme nunca más.

—¿En serio?

—Era la cortesana de la Reina Madre, así que tuvo que irse. Es un alivio, era una terrible persona. Creo que la casa de cortesanas estará mejor estos días sin la influencia de ella.

—Esto parece demasiado bueno para ser verdad.

—Pues lo es. ¿No crees que ya era necesario? Somos tan jóvenes y hemos pasado por un mal rato desde hace ya buen tiempo.

—¿Jóvenes?

Sun abrió la boca, ofendida —. ¿Estás intuyendo que soy vieja?

—¡Yo no he dicho nada! —exclamó con molestia, haciéndole una mueca.

Las cosas estaban tranquilas. El ministro Lee y el director Jun le pidieron hablar con él dentro de unos cuantos días, cuando se sintiera mejor debido a su herida. Los informes diarios fueron detenidos, Taehyung decretó esa mañana la construcción de la Tumba Real y se le comunicó a los ciudadanos el acontecimiento.

La noticia del fallecimiento del Rey Abdicado les había afectado en demasía.

La pérdida de un gran gobernante siempre era algo de lamentar.

—¿Por qué no hablas con Jungkook después de esto? —le sugirió Taehyung a ella —. No parece estar bien.

—No lo está, pero no quiere estar con nadie. Lo he ido a ver esta mañana y me ha pedido estar a solas. Necesita despejar su mente —murmuró, presionando sus labios en línea recta —. Dale unos días.

Taehyung asintió.

—¿Cuándo será que anunciarán los crímenes de los ministros y de la Reina Madre? —cuestionó el Rey, Sun alentó su caminar para ir a la par y le miró.

—No estoy muy segura. Primero que todo, necesitan tu palabra final. Sin tus firmas, no se puede proceder ningún castigo.

—Sun —le llamó él, con un tanto de duda —. ¿Y qué tal si no hago lo correcto?

La aludida le miró incrédula —. Harás lo correcto, Kim Taehyung. Es hora de que empieces a tener confianza en ti mismo.

—¿Tú crees?