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Taehyung observó cómo la expresión de Jin pareció inundarse de pánico.

—¿A su habitación, su alteza? —le preguntó el erudito, sintiendo como comenzaba a abochornarse al comprender el significado que el príncipe le estaba dando a esas palabras. Un significado para nada inocente. Lo vio asentir y acercarse más a él, arrinconándolo en la pared —. ¿Para qué?

Jin quería abofetearse por hacer una pregunta tan patética, pretendiendo no tener ni idea para evitar lo que el príncipe había dicho. De repente, se sintió más nervioso que antes.

—¿De verdad quieres que lo diga en voz alta? —desafió. Jin solo permaneció en silencio.

Parte de su mente le decía que dejara de lado todos sus miedos, pero su lado racional le recordaba lo que podría pasar si llevaban eso a algo más lejos. No quería preocuparse, de verdad que no, pero temía en las consecuencias que un acto tan despreocupado como ese le podrían causar.

No le importaba el castigo por sí solo, sino que su familia enfrentaría la peor parte. ¿Qué le sucedería a sus padres al tener un hijo que se había metido con el príncipe heredero? Nada bueno.

Luego estaba el mismo príncipe, cuya reputación se vería afectada como resultado. El pueblo se negaría a recibir órdenes de alguien como él. Jin no podía soportar la idea de lo que todas las personas involucradas deberían soportar debido a su falta de racionalidad. 

—Podríamos continuar con lo de la noche pasada —. Taehyung se acercó a su oído, la voz rasposa y ronca le provocó escalofríos —. ¿Recuerdas lo que hicimos?

Seok Jin intentó permanecer quieto, con las manos a los costados, luchando por relajar los músculos. Le parecía impactante la dualidad que el chico frente a él estaba mostrando.

La mano del príncipe se paseó por el pecho de Jin, deteniéndose en el listón que colgaba en la cintura de su hanbok y jugueteando con él —. ¿Debería recordartelo? Estaba a punto de deshacer el nudo de tu atuendo cuando...

—Lo entiendo —murmuró Jin con inquietud, agarrándolo de los hombros y alejándolo de él, sintiendo como el calor comenzaba a esfumarse —. Pero no...

La sonrisa de Taehyung se desvaneció y se encogió de hombros, intentando restar importancia a la situación. Pero, en realidad, estaba avergonzado con una inmensidad indescriptible. Era la segunda ocasión que Jin lo rechazaba y no podía evitar querer esconder su rostro por la pena.

—Bien... Todavía tenemos que continuar con la clase de hoy —dijo el príncipe, arqueando las cejas y cruzando los brazos tras la espalda.

—Creí que la había cancelado.

Taehyung fingió una sonrisa —. Sí, lo hice. Pero el ensayo de hoy fue un desastre, y no tengo nada que hacer por el resto de la tarde —el príncipe hizo una pausa, reflexionando sobre lo lamentable que debía lucir —. No necesito justificarme ante ti. Solo sigue mis órdenes y listo.

—Yo... Lo siento es solo que...

—No digas nada —. Taehyung hizo una mueca mientras se giraba para mirarlo —, tan solo sígueme. No haremos nada. Solo continuaremos con la clase.

El erudito asintió y comenzó a caminar tras él, sintiéndose un poco culpable y decepcionado. ¿Por qué se sentía insatisfecho con sus propias acciones? Observó que el príncipe parecía tenso y que caminaba con una prisa inusual, lo que hacía difícil seguirle el ritmo. 

—¿Está molesto, su alteza? —aquella pregunta había escapado de su boca, haciendo que el príncipe se detuviera y se volviera a mirarlo con sarcasmo.

The Erudite; JinTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora