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—No has hablado ni una sola vez desde que he llegado, ¿De verdad estás bien? —preguntó la cortesana Sun, quien lucía una expresión de plena preocupación, algo peculiar en ella.

La chica se dirigió hasta donde el gonryeonpo estaba doblado con cuidado. Se percató que el príncipe heredero seguía de pie, pensativo, mientras su mirada estaba concentrada en el suelo. Era algo raro que no hubiese dicho palabra alguna desde que ella había arribado a la habitación. Pero era más extraño que no estuviera alegando de lo nervioso que se encontraba por la ceremonia que se daría dentro de poco.

—¿Pasó algo con el erudito Kim? —la mención de ese nombre hizo que Taehyung alzara la cabeza un poco, tan solo para negar y volver a adentrarse a sus pensamientos —. Entonces no puedo explicarme qué es lo que te sucede, ¿Estás enfermo?

Sun caminó con premura hacia donde estaba y verificó su temperatura corporal con el dorso de su mano. Su frente estaba caliente, pero no lo suficiente para tener fiebre. El chico sacudió la cabeza de un lado a otro y alejó la mano de su amiga.

—No estoy enfermo, no te preocupes —murmuró, con un tono de voz tan bajo que Sun estuvo a punto de no escucharlo.

—Me preocupa más que me estés hablando de manera tan monótona —aclaró, desdoblando el hanbok y entregándoselo, para que pudiera vestirlo.

Taehyung comenzó a vestirse bajo la mirada recriminatoria de la cortesana. A decir verdad, tampoco sabía la causa específica que causaba que él estuviera tan distraído, en cambio, conocía que se trataba más que nada por el cúmulo de cosas que se habían aglomerado con el pasar de los días. No tenía intención de preocupar a nadie con su pesimista actitud, y parecía estar fallando a pasos agigantados.

—No va a pasar nada en la ceremonia del equinoccio, si eso es lo que te está molestando. Debes quedarte sentado al lado de su majestad y dejar que él sea el que te presente con los demás ministros, no hay nada de difícil en ello.

—¿Crees que solo sea eso? —cuestionó sarcástico, la chica entrecerró los ojos ante el repentino tono y se cruzó de brazos —. No creo que mi padre se quede muy contento con la idea de que su hijo no muestre liderazgo frente a tantas personas importantes, ¿No es, después de todo, a lo que estoy destinado? ¿Qué pasaría si me quedo callado? Seguro criticarían la forma en la que he sido instruido a lo largo de estos años, mis padres pasarían vergüenza debido a mí y...

—¿La forma en la que has sido instruido? Ese ha sido nada más y nada menos que tu propio problema. Siempre te brindaron la mejor educación y tú la dejabas a un lado por estar con tus rabietas y berrinches. Así que no vengas quejándote por que sabes que no sirve de nada.

Se encogió de hombros, sabiendo que cada palabra dentro de ese regaño estaba llena de razón —. Lo sé, es mi culpa. Sin embargo, desconozco qué es lo que debería hacer para enmendar mis actos —. Se detuvo unos instantes y la miró con pena —¿Qué he hecho a lo largo de mi título siendo príncipe heredero? Desde que me fue entregado este puesto nunca me relacioné con temas del gobierno. ¿Qué tengo planeado para el pueblo en cuanto me convierta en rey? Sería asombroso si tuviera la menor idea de la respuesta de alguna de esas cuestiones.

—¿Por qué no dejas que el erudito Kim te asesore? —dijo. Taehyung alzó la mirada apenas un poco —. Estoy segura que ha leído sobre eso. Los eruditos son, sobre todo, unos de los más grandes críticos a lo que respecta la corona. Es por eso que quería ir a Sunkyungkwan como tú dijiste, ¿No? Para convertirse en funcionario o ministro.

El príncipe se llevó una mano a su rostro con deje de frustración. Tener que ser recordado sobre el deseo de Seok Jin de asistir a Sunkyungkwan le venía mal en esos momentos, haciendo que la culpa regresara a él con fuerza.

The Erudite; JinTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora