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Era peculiar que Taehyung estuviera demasiado callado.

En las pocas horas que llevaban en la casa del erudito, el ambiente se mantenía impasible y silencioso. El príncipe estaba recostado en las sábanas mientras miraba fijo al techo de madera. Soltaba suspiros de vez en cuando y parecía estar perdido en sus pensamientos.

Seok Jin, por el contrario, trataba de prestar su atención en el libro que su padre le había encargado por leer. Era seguro que le haría preguntas sobre el tema más tarde. Por lo que el estrés le estaba agotando. Peor aún que no podía si quiera concentrarse. De repente, echaba vistazos discretos a su pareja, preocupado de que su herida pudiera estar doliendo.

Incluído el hecho de que Taehyung era la distracción personificada. El chico lograba robar toda su atención.

—¿Crees que es buena idea que esté aquí? —cuestionó el príncipe en voz baja —. Dices que tu madre no tarda en llegar y que tu padre estará aquí para la tarde. Será todo un desastre si ellos me ven cuando ya se han enterado de lo nuestro.

—¿Eso es todo lo que te preocupa? — Seok Jin soltó una risa —. ¿Que mis padres te vean?

En realidad, aquella pregunta fue más para rectificar lo que estaba sospechando durante lo largo del día. Taehyung parecía estar afectado por que habían arremetido contra él esa mañana. Era normal que el temor le embargara. Pero tampoco había pronunciado ni una sola palabra acerca de lo que el médico les contó. Seok Jin terminó con información difícil de procesar, por lo que era extraño que el contrario no estuviese preguntando sobre ese tema a tal punto.

Taehyung era un manojo de preguntas cuando algún tema nuevo aparecía. Y ahora parecía estar evadiendo el tema.

—Pueden enojarse contigo por mi culpa.

El erudito sacudió la cabeza —. Ten por seguro que mi madre no se enojará. Ella incluso me pidió que te invitara a comer un día de estos —remansó, sin embargo, la expresión de Taehyung parecía haberse tornado un tanto dubitativa.

—¿De verdad lo ha aceptado así como si nada?

—Sí, ella... No es mala persona. Fue un poco desconcertante enterarse así como si nada, pero se lo ha tomado mejor de lo esperado —aseguró, sonriendo con debilidad —. Creo que las cosas serían diferentes si se entera que eres el príncipe heredero.

Apenas dichas aquellas palabras, Taehyung perdió cualquier rastro de diversión en su rostro y se dejó mecer por el sopor, luciendo más desanimado que antes.

—Me refiero a que... —intentó corregir el erudito, pero Taehyung negó con la cabeza.

—La primera vez que vine a tu casa escuché lo suficiente para llegar a esa conclusión —respondió —. No puedo culparla. Si estuviera en su lugar, lo más seguro es que también odiara a los miembros de la Realeza.

—Son críticas desmesuradas —indicó Seok Jin —. Mi madre le tomó odio al palacio en cuanto mi padre fue destituido.

—Entonces, ¿por qué estuvo tan enojada de que tú fueras escogido por mi padre? —dijo curioso el príncipe —. Se supone que tú seguirías su legado, ¿no es así?

—Mi madre tenía diferentes planes para mí —murmuró, hojeando su libro sin interés —. Como dijo el médico, un maestro del príncipe heredero eventualmente se convertirá en su consejero principal. Los consejeros tienen muchas responsabilidades y ella no quería eso.

—¿Quería que fueras un funcionario común y corriente?

Asintió —. Un funcionario que no tuviera que pasar todo el día en el palacio. Que pudiera ir y venir sin ninguna dificultad. Creo que, más que las responsabilidades, mi madre no quiere deslindarse de mí. Su sueño siempre fue verme graduado de Sungkyunkwan, tener un trabajo estable y una familia. Algo como ¿comodidad?

The Erudite; JinTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora