Era extraño.
No entendía el por qué de la repentina aparición de Jungkook en aquel lugar, tampoco entendía cómo es que sabía de su paradero.
Pero de algo tenía certeza, y era que su hermano lucía un rostro demacrado. Sus ojos no tenían el mismo brillo que lo caracterizaban, y sus labios estaban inmutables en una fina línea recta.
Estaba enojado.
Mientras caminaban por los pasillos de la casa Gisaeng, Taehyung tenía que agachar la cabeza para evitar ser descubierto. Las miradas, curiosas, les seguían el rastro. Incluso podían escucharse murmullos discretos a través de los largos pasillos. El príncipe no quería ni imaginar qué pudiera suceder si se enteraban que él estaba ahí. La voz correría con rapidez, eso era claro.
—¿De qué se supone que vamos a hablar? —murmuró Taehyung, un poco harto de la forma en que Jungkook se estaba comportando.
El silencio que los envolvía le incomodaba. El fuerte agarre del contrario en su brazo le molestaba. Quiso quejarse sobre el trato que le estaba dando, sacando a relucir su puesto en el palacio, pero sabía que no era el momento adecuado para alardear. También, ¿qué sentido tenía presumir un título que tanto deseaba revocar?
—No hablaré al respecto hasta que estemos en mis aposentos —dijo en voz baja el menor, soltándole el agarre de repente y sacando un suspiro sonoro.
—No me refiero a eso. Pensé que habías dicho que no querías hablar más —recalcó. Jungkook alentó el paso, aún sin mirarlo —, aquel día que vine y...
—Ese tema ha sido dejado atrás, ¿sí? —. Jungkook elevó un poco la voz, aumentando así la curiosidad de los que estaban a sus alrededores —. Ya lo hemos dejado claro, no te metes en mis asuntos y....
El príncipe soltó una risa sarcástica —. ¿Y no te metes en los míos? —cuestionó con burla —. Es justo lo que estás haciendo, ¿no escuchas tus propios consejos?
La mandíbula de Jungkook se tensó. Taehyung seguía nervioso por estar discutiendo con él frente a tantos ojos, pero no podía evitar que las palabras salieran de sus boca, sus sentidos estaban nublados.
Su hermano estuvo a punto de decir algo, pero de inmediato sacudió la cabeza, tomando conciencia que decir algo así en tal sitio podría resultar ser peligroso para su hermano. Le hizo un ademán para que siguiera caminando y Taehyung no tuvo más opción que obedecerlo.
Las cortesanas fuera de la habitación de su hermano reconocieron de inmediato al príncipe e hicieron una reverencia. Jungkook, antes de entrar de lleno, se giró sobre sus talones y las observó con mirada acusativa.
—No permitan que nadie entre —indicó con voz firme. Las muchachas se miraron entre ellas con curiosidad.
—Pero su majestad va a venir dentro de poco y... —comenzó a decir una de ellas con voz apresurada. Jungkook levantó la mano para que guardara silencio.
Taehyung lucía confundido, ¿por qué el Rey visitaría los aposentos de su hermano a altas horas?
—A nadie, ¿me escucharon? Si su majestad llega, entonces su deber es distraerlo hasta que Taehyung y yo terminemos de hablar —. Jungkook las miró un par de veces, hasta que por fin asintieron y agacharon la cabeza. Sin embargo, por más que estuviera ordenandoles algo, Jungkook no buscaba imponer miedo —. Manténganme informado.
Su hermano tenía el porte perfecto para ser un gran líder. Era amable con sus subordinados y era evidente el respeto que tenían hacia él. Recordó las palabras dichas por Hoseok, ¿de verdad Jungkook buscaba ser el Rey? Aquel hecho le hubiera parecido distante hacía un par de años, cuando Jungkook era conocido por ser un muchacho que gozaba de la libertad que su puesto le ofrecía.
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The Erudite; JinTae
Hayran KurguKim Seok Jin es un joven erudito famoso por su gran intelecto y su recta conducta, quien ayuda a su padre en la librería del pueblo. Su destino cambia cuando una orden del rey llega, una orden que no le agrada para nada. Debiendo renunciar a su futu...