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Seok Jin observaba como Taehyung parecía estar muriendo por los nervios.

Habían llegado a Hwanghae hace tiempo, el palacio provisional no era tan grande como el anterior, y por consiguiente, el arribar a un lugar tan pacífico como ese era un tanto sorprendente. No estaba lleno de cortesanas, ni de eunucos, en realidad podían alcanzar a distinguir solo a unos cuantos.

El príncipe heredero estaba sentado sobre unas sábanas de seda frente a una mesa de madera muy parecida a la que tenían en Bihyeongak. El eunuco Jung se encargaba de repasar con el chico los deberes que debían cumplir y el contrario se dedicaba a asentir con cierto cansancio por el largo viaje.

—Durante la tarde iremos al centro del pueblo, los oficiales estarán encargados de repartir las fanegas de arroz. Por la noche se realizará el ritual Yongjae, así que estaríamos saliendo de Hwanghae hacia Hanyang mañana por la mañana.

—¿Cuáles han sido las áreas más dañadas con las inundaciones? —preguntó Taehyung.

No sabía por qué, pero que el príncipe estuviera poniendo un poco de su parte hacía que se mantuviera más calmado. No parecía estar rehuyendo sus responsabilidades, así como también aportaba a la conversación. Hoseok parecía estar más tranquilo también, pero aún así, Seok Jin podía seguir notando la nube de incomodidad que había entre ambos amigos y que no parecía esfumarse.

—Los campos de cultivo. Han habido daños materiales, pero ni una vida ha sido tomada. El pueblo podrá continuar dentro de poco con normalidad.

—Ya veo.

Jin, quien estaba en un rincón del cuarto esperando a que le dieran instrucciones, presionaba con fuerza los libros que había traído consigo durante el viaje. Sus piernas dolían por haber caminado todo el trayecto y de repente hacía muecas mientras presionaba sobre ellas tratando de aliviar el dolor.

Dentro del espacioso cuarto solo podía escucharse la voz de el eunuco Jung mientras seguía dando las indicaciones. Sin embargo, Taehyung desviaba su mirada un poco para observar al erudito Kim y esbozar una sonrisa ladina, poniéndolo más incómodo de lo que ya estaba.

Desde lo que había pasado el día anterior, Taehyung no dejaba de juguetear a su manera para molestarlo. Le fascinaba ver cómo Jin rehuía su mirada y carraspeaba en voz baja como si no se hubiera diera cuenta.  Y ahora dirigía su vista hacia un punto fijo de la habitación mientras movía su pie con rapidez.

—Por eso, el rey se ha encargado de mantener todo listo. Se suponía que el ritual sería en el centro, permitiendo que todas las personas pudieran asistir pero... —Hoseok se detuvo en cuanto supo que el príncipe no estaba poniendo atención. Golpeó con levedad la mesita para llamar su atención y en cuanto lo miró prosiguió —, pero los oficiales han llegado a la conclusión de que es mejor que las familias se mantengan dentro de sus casas. El ritual se hará por la noche, así que se impondrá un toque de queda y...

Taehyung se dió cuenta que el eunuco Jung detuvo su hablar así que volteó a verlo de nuevo, parpadeó un par de veces y trató de mostrar que sí había prestado atención —Habrá un toque de queda, ya me ha quedado claro.

—Lo digo por que te conozco —insistió Hoseok —. Que seas el príncipe heredero tampoco te da poder para actuar como si el toque de queda no aplicara para ti.

—¿Estás suponiendo que saldré? ¿Por qué saldría yo si no conozco los alrededores? —cuestionó con firmeza, sin embargo su voz tembló un poco como si lo hubieran atrapado luego de cometer un crimen.

Tenía que admitir que salir a los alrededores había estado en sus planes. Incluso, Seok Jin y él ya habían quedado en ello. Desde que el erudito le había contado sobre el ritual de Yongjae que se hacía cada año en el pueblo, Taehyung había estado empecinado en que quería al menos ver uno. Que estuvieran en Hwanghae le daba esa oportunidad.

The Erudite; JinTaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora