The Erudite; JinTae

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—¿Hasta cuándo planeas regresar a casa? —le preguntó Jimin mientras apoyaba sus brazos en la mesa de madera de la pequeña tienda de comida.

Seok Jin no tenía ni la menor idea de cómo regresaría y enfrentaría a su padre. Se sentía culpable por haber causado un revuelo, producto de su inmadurez e impulsividad. El estrés logró consumirlo por completo que incluso las palabras salieron por sí solas. Su amigo Jimin lucía muy preocupado por él, pues se pasaba por el  hostal cada vez que podía durante sus días libres.

A Seok Jin le fastidiaba la idea de estar siendo una molestia.

—Mira, sé que no quieres responderme, mucho menos hablar sobre el tema —siguió diciendo, agradeciendo a la mercader cuando esta llevó los platos de comida a la mesa y luego regresando su atención al erudito —. Que tardes en enfrentar a tu padre solo te llevará a tener grandes consecuencias.

—Eso lo sé más que nadie.

—¿No me contarás la verdad de por qué te han despedido?

Se removió un tanto incómodo y empezó a comer, tratando de evadir el tema de conversación. Seok Jin había escuchado las razones de su despido por el mismo Rey, quien le interrogaba el por qué de su bajo desempeño. A contrario de lo que Jin pudo haberse imaginado, el Rey Kim no parecía estar enojado, sino decepcionado. El eunuco Jung fue el encargado de persuadirlo para regresar a tener eruditos preparados y mayores para el correcto instruir del príncipe.

—Creí haberlo dicho todo durante la cena.

—Es solo que no me parece que sea la única razón —subió y bajó sus hombros denotandole poca importancia y siguió comiendo. Sin embargo, el erudito no pudo eludir la molestia que se presentó en sí luego de escuchar aquello.

—¿Habría otra razón?

Jimin lucía extraño, de eso Jin se había dado cuenta cuando sus preguntas parecían ir encaminadas a buscar respuestas sobre algo. En las pocas semanas que llevaba fuera, su amigo lucía como si quisiera hablar sobre algo que lo estaba incomodando pero, que por alguna razón, no podía decir así nadamás.

Se le pasó por la cabeza que algo podría haber pasado en su familia y necesitaban de ayuda monetaria, pero estaba consciente de que Jimin sabía que podía contar con él para lo que fuera. Por eso, verlo dudar tanto era un escenario un tanto incómodo.

—Verás... —dijo en voz baja. Jin subió su mirada y dejó los palillos a un lado, expectante de la respuesta del contrario —. No sé cómo decirte esto, ¿qué tal si todo resulta ser un falso rumor y te hago pasar vergüenza?

¿Falso rumor? El erudito no se inmutó.

—¿Un rumor? ¿Sobre quién?

—Sobre ti, Jin.

El aludido frunció el entrecejo y trató de adivinar de qué se trataba, pero no lograba dar con nada. Sus padres gozaban de buena reputación, pues el trabajo que ellos ejercían era uno muy respetado por el pueblo. Jin dejó de contar historias en sus juntas clandestinas en cuanto fue llamado al palacio, y sabía que los integrantes de aquellas charlas nunca lo denunciarían o correrían la voz por la villa. Luego estaba el tema de su relación con Taehyung. Pero era casi imposible que alguien pudiera darse cuenta.

—¿Qué rumor han creado? ¿Los del pueblo están muy aburridos? —intentó bromear, creyendo que lo que decía Jimin se trataba de un incidente menor. Pero su amigo no reía, su rostro estaba igual de serio —Bien, dejo de jugar. Cuéntamelo.

—¿Recuerdas que te he contado sobre el hermano de Areum?

—¿Areum? ¿Tu amiga?

Era un poco sorprendente volver a escuchar de la mejor amiga de Jimin, pero lo era más saber que uno de sus familiares estaba ligado de alguna manera al rumor del que tanto temía el contrario. Seok Jin conocía a la muchacha, pero nunca en su vida había visto a su hermano. ¿Se lo habría topado ya en alguna ocasión sin darse cuenta?