IV

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Capítulo 4.








La muralla era construida entre los dos cada noche, aunque por la mañana las almohadas amanecieran en el suelo o entre los brazos del castaño.

Sólo un día desde que había visto a Louis semi desnudo y la imagen seguía apareciendo en sus sueños, haciéndolo sentir como un completo pervertido al tener al protagonista a su lado, en la misma cama.

Harry fue el primero en despertar, tenía que ser el primero, no podía dejar que Louis viera sus problemas mañaneros. Después de tomar su ducha de rutina pudo notar como aún la casa permanecía en silencio.

Louis estaba sentado en la cama, parecía perdido en sus pensamientos, viendo fijamente algo en la pared, no parecía estar consciente que Harry acababa de entrar en la habitación.

—Buenos días —.

El castaño se sobresaltó y sus mejillas se tiñeron de rosa —¿Qué mierda haces despierto tan temprano en Lunes? —.

Harry tomó asiento en la cama, ver a Louis recién levantado realmente era algo que le gustaba apreciar aunque no podía admitirlo en voz alta.

—Voy a trabajar —. Él creyó que era obvio.

—Hubiera agradecido que fueras más silencioso —.  Tomó la punta del cobertor y se arropó hasta la cabeza, cayendo de nuevo dentro de la cama.

Harry se mordió el labio indeciso, no estaba seguro si pregúntale o no, pero al final lo hizo.
—¿Quieres acompañarme? —.

—No —.

Rápido y firme. Realmente esperaba que Louis se lo hubiera pensado por lo menos unos segundos.

—¿En serio? Puedo presentarte a algunos colegas, tal vez puedas conseguir un empleo —.

—Es jodidamente lunes, no trabajo los lunes —. Su voz era amortiguada por las sábanas.

—Todo el mundo trabaja los lunes. ¡Es inicio de semana! —.

—Harry, ¿no se te está haciendo tarde? —. Preguntó, irritado, harto de la persistente charla del chico.

—¿De verdad no quieres ir? —.

El castaño se sentó de vuelta y lo miró con el ceño fruncido.
—Puedo conseguir un trabajo por mi cuenta, Harold —.

—Lo sé, pero sería bueno tener a alguien familiar en la empresa —. Se encogió de hombros.

Los dos se observaron por largos segundos, Harry hizo un puchero y Louis bufó.

—¡Bien! Pero sólo iré porque ya no voy a poder conciliar el sueño. Te acompañaré un rato nada más, y no voy a buscar empleo —. Aclaró, mientras se ponía unos pantalones deportivos que estaban en el suelo, y salía de la habitación.

Harry sonrió. Tendió la cama y recogió algo de ropa del lado de la habitación del castaño mientras este se arreglaba.

Iba a ser un día entretenido.








🔅🔅🔅







Louis subía junto a Harry las escaleras para llegar al décimo piso.

—Eres un jodido loco. Hay un elevador malditamente funcionado, ¿Y tú usas las escaleras? —. Jadeó, y se detuvo un momento, intentado tomar aire.

—Es un buen ejercicio, me ayuda a mantenerme en forma —. Harry lo miró desde un par de escalones más arriba —Anda, aún nos faltan siete pisos —.

•Perdido En Tus Ojos• LS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora