XXV

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Capítulo 25.


Harry se quedó congelado ante las palabras del castaño. Lo recordaba.

Alzó la mirada al ver que Louis regresaba a la sala.

—Olvidé mi celular —. Dice tomando el dispositivo de donde había estado sentado hace un minuto. Frunció el ceño al mirarlo —Luces pálido, ¿Pasa algo? —.

¿No está enojado?

Negó despacio.
—No, nada —. Intentó sonar convincente.

Louis apretó los labios y asintió.
—Iré a tomar un baño en lo que comes —. Hizo un ademán y después de ver a Harry asentir se fue de nuevo.

Entró al baño y se recargó contra la puerta. Su corazón se sentía acelerado y no podía negarlo. Era el beso, era por recordar el beso.

Se llevó una mano al pecho y suspiró. Probablemente Harry estaba confundido, pero a pesar de que se sentía molesto de que el rizado lo haya besado estando ebrio, no podía molestarse, él le había seguido el beso. Él le había seguido el maldito beso y eso le quitaba el derecho a estar enojado. Sería injusto para Harry.

Pero ¿por qué pensaba que sería injusto para él? ¿Por qué no podía simplemente enojarse?

Sacudió la cabeza intentando detener el curso de esos pensamientos. No quería llegar a conclusiones que no podría manejar. Tomaría un baño y se iría a dormir, era en todo lo que pensaría.

Pero sus planes no fueron como lo pensó, justo después de salir de bañar y entrar a la habitación sintió su móvil vibrar en su mano.

Había una llamada entrante de un número desconocido. La rechazó, probablemente eran los de la compañía de celulares ofreciéndole un mejor plan.

—Deberías contestarles, así tachan tu número de sus listas y ya no te vuelven a llamar en un largo tiempo —. Escuchó decir a Harry.

Alzó la cabeza mirando al rizado; quien estaba sentado en la cama, tenía un libro entre las manos.

Louis chasqueó la lengua.
—Me gusta que llamen, me hace quedar como un hombre arrogante, hijo de perra, que no contesta llamadas de inferiores, cuando estoy en la calle —. Se burló mientras caminaba hasta su lado de la cama y se dejaba caer. Definitivamente ese era su momento favorito del día.

Soltó un suspiro de puro placer. Se arropó y acurrucó contra su almohada, sintiendo la calidez envolver su cuerpo después de aquel día tan terriblemente helado.

Escuchó al rizado salir de la habitación, entrar al baño y tomar una ducha. Él miraba el techo sin poder conciliar el sueño.

Después de un rato más la puerta de la habitación se abrió dejando de a Harry; este traía sus pijamas puestas y el cabello seco.

Él se sorprendió al verlo a un despierto.
—¿No te has dormido aún? —.

—¿Cómo quieres que duerma si tienes un escándalo? —.

—Oh, lo siento —. Murmuró, lucía apenado.

Louis bufó y se arropó sobre el hombro, girándose para darle la espalda.

—Leí que mañana hará el doble de frío —. Harry murmuró del otro lado de la muralla cuando se recostó —Ví que no tienes abrigos gruesos, puedes tomar uno de los míos, si quieres—. Le ofreció antes de arroparse y, de igual manera, girarse dándole la espalda a Louis.

Su cuerpo estaba cálido por las mantas haciendo que notara el cambio de temperatura en su interior cuando lo escuchó decir aquello. Su corazón se agitó, apretó los ojos intentando no darle vueltas a sus acciones.

•Perdido En Tus Ojos• LS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora