•Perdido En Tus Ojos• LS.

XXXV

Capítulo 35.

Sam juntó los papeles que estaban regados en su escritorio, el día había sido aburrido. Sin Louis para escuchar sus chistes su día había estado gris, pero al fin había terminado la jornada. Siempre era el último en irse, lo que le hizo sentir un escalofrío cuando escuchó un ruido fuera de la oficina.

La oscuridad empapaba los ventanales detrás de su escritorio, haciendo que sólo la luz sobre el mueble alumbrara todo el lugar.

Miró la hora, faltaban doce para las diez de la noche. ¿Alguien se había quedado grabando?

Se acercó a los apagadores y encendió la luz, no dudó en acercarse a la puerta para ver quién estaba del otro lado. Mentiría si dijera que su pulso no estaba muerto por el miedo.

Pero antes de girar la manija, esta se giró primero, retrocedió por inercia y su corazón se detuvo.

Lo primero que vio fue un gigantesco oso de peluche y un ramo de flores. Sus facciones se relajaron al instante.

La cabeza del oso cayó a un lado revelando el rostro de Zac. Volvió a respirar.

—Joder, me asustaste —. Se llevó una mano al pecho.

El hombre sonrió.
—No era mi intención —.

—¿Cómo encontraste el lugar? —.

Zac rió.
—Esperaba una pregunta sobre el gran oso y las rosas que cargo —.

Sam sonrió, admirando las preciosas flores.
—¿Son para mí? —.

—Creí dejar en claro mi intención la última vez —.

—Gracias —. Murmuró al tomar las cosas en sus manos. Sentó al oso sobre uno de sus sofás y dejó el ramo de rosas en su peludo regazo —Pero ¿Cómo lo encontraste? —.

Zac se sentó al lado del oso.
—Louis —. Dice con simpleza, mirando a Sam tomar asiento en el extremo contrario del mueble.

—¿Louis?¿Por qué? —. Frunció el ceño, recordaba haberle dicho que no hablara de él con Zac.

—No te molestes, lo puse contra la espada y la pared —.

—¿Qué? —.

—No literalmente —. Se apresuró a aclarar —Tenía un problema y lo ayudé a cambio de la dirección de este lugar —. Observó alrededor.

Sam se puso pálido.
—¿Lou-louis te pidió deshacerte de alguien? —.

Zac rió y le miró.
—No, claro que no, me pidió prestado a uno de mis guardaespaldas —.

—¿Un guardaespaldas?¿Para qué?¿Por qué? —.

El mafioso inclinó la cabeza, confundido.
—¿No lo sabés? —. Él negó —Bueno, no se mucho, no es como si fuera mi amigo...—Sam seguía mirándolo, expectante —Llegó a mi despacho por la mañana —. Comenzó —Me contó sobre su ex-novia, dijo que tenía algunos problemas o algo así, le propuse una solución pero dijo que no —.

—Una solución —. Sam se burló por lo bajo.

Zac sólo rió despacio.
—Me dijo que quería uno de mis guardaespaldas, pensé que sería para seguir a la chica, pero no, pidió que protegiera al chico este, hum... —.

—¿Harry? —.

—Sí, él...—. murmuró —¿Hay algo entre ellos? Estoy seguro que tu sabes mas que yo —.

Sam lo miró algo admirado.
—¿Tú también te diste cuenta? —. 

—Bueno, no pidió que lo protegieran a él, prefirió que protegieran a su amigo, yo miraría primero por mí —. se encogió de hombros —Pero en fin, no es para hablar de Louis la razón por la que estoy aquí—. Le sonrió.