LIII

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Capítulo 53

Domingo.  Londres. 


Bruno Mars llenaba el silencio del lugar a un volumen bajo, pero eso no quitaba el sentimiento extraño que se sentía en la penumbra. 

—Dices que tus amigos están bien, pero sigues luciendo preocupado —. Shawn lo miró, sentándose a su lado en la cama. 

El irlandés tenía la mirada perdida en algún punto de la habitación. 
—Lo siento... es sólo que se siente extraño saber que Eleanor ya no existe... fue novia de Louis por varios años, ¿sabes?—. Lo miró —No le tenía cariño, pero- —. 

—Te acostumbraste —. Completó. 

Niall asintió. 
—Nunca pensé que ella haría todo esto —. 

Shawn lo observó por unos segundos, dándose cuenta que la molestia que sentía en el pecho era por la cara triste que el ojiazul tenía. Ni siquiera lo pensó cuando ya estaba caminando al balcón de su habitación. 
—Ven, te diré algo —. 

—¿Qué cosa?—. 

—Sólo ven —. Rió, abrió la puerta de cristal y pasó al otro lado. 

Niall suspiró y se puso de pie, saliendo del lugar, encontrando la preciosa vista que le regalaba al estar a esa altura. 
—¿Me vas a proponer matrimonio? Porque la respuesta es sí —. Bromeó, recargandose en el borde, apreciando mejor el paisaje. 

Shawn rió. 
—Hace unas horas dijiste que no querías casarte —. 

Este se encogió de hombros. 
—No quiero, pero diría que sí, si me lo propones con esta vista, es bastante romántica —. 

El cantante lo miró con suspicacia. 
—He notado que eres un romántico empedernido —. 

—Puede ser —. Se encogió de hombros, mirando alrededor.

La ciudad lucía preciosa, pero el frío comenzaba a arruinar su comodidad.

—Estoy haciendo un campo de golf —. Soltó, sin poder retenerlo más.

Niall frunció el ceño y lo miró confundido.
—¿Qué? —.

Shawn vaciló un poco, acariciando el borde de la valla de cristal con su indice.
—Hay un gran campo al lado de las canchas de pin pong, así que pensé... pensé que podrías enseñarme a jugar —.

El ojiazul lo miró boquiabierto, completamente patidifuso. 
—¡¿Lo dices en serio?!  —. Su voz estaba llena de emoción.

Los ojos chocolate encontraron los celestes.
—Por supuesto —.

La sonrisa en el rostro ajeno valió completamente la pena el haber arruinado la sorpresa antes de tiempo.

—¡Oh, Dios! ¡No te vas a arrepentir, te juro que seré el mejor entrenador, después tal vez te puedas unir a mi equipo y- —. Se detuvo de golpe, sus ojos perdieron algo de brillo —Olvidé que no puedes salir mucho —. Murmuró, pero se recuperó al instante —Jugaremos día y noche aquí —. Sonrió.

—Estará terminado en unos dias —. Añadió, sin embargo, eso no le quitó ni una pizca de felicidad al ojiazul.

Sus ojos lucían mas oscuros bajo el cielo nocturno, como si este se pudiera reflejar en su mirada, incluso las estrellas; que los hacían lucir aún más preciosos. 

Tragó saliva cuando su mirada bajó inconscientemente a sus labios. Se inclinó un poco y Niall captó lo que estaba apunto de hacer; cerrando los ojos al instante, esperándolo. Sintió los aleteos de las mariposas en su estómago, algo que había estado sintiendo más de lo normal desde la última semana. 

•Perdido En Tus Ojos• LS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora