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Capítulo 55.

Canadá. 10:36 A.M.

Shawn se dejó caer en la cama, ya no sabía que hacer; de sentirse completamente libre había pasado a sentirse como un prisionero. Su padre lo tenía encerrado en su habitación, sin contacto con absolutamente nadie, la puerta sólo se abría para darle de comer. 

Habían pasado ya tres semanas desde que las fotos de él besando a Niall habían salido, despertando la furia de su padre, tres semanas que se sentían como siglos para él al no ver al irlandés. Lo extrañaba. También extrañaba a Joseph, no había sabido absolutamente nada de él desde que dejó Inglaterra; él era su único amigo, el padre que siempre quiso.

Se había dedicado a escribir durante todos esos días, pero no había verso que no hablara sobre Niall, no había ni un sólo momento en que sus preciosos ojos azules no interrumpieran en su mente, pero no había nada que pudiera hacer, había tomado la mala decision de no luchar por su amor cuando tuvo la oportunidad. 

Pero cuando pensó que ya no podía más, Joseph apareció de nuevo, salvándolo.

El tintineo de las llaves se escuchó del otro lado de la puerta, llamando su atención, y no pudo describir el sentimiento que recorrió su cuerpo entero cuando miró al hombre mayor del otro lado del umbral.

—¡Joseph! —.

Este le sonrió, marcando aún más sus arrugas.
Te encontré —. Rió despacio, pero sus ojos estaban aguados —Ven aquí, debemos irnos —.

El chico ni siquiera lo pensó cuando corrió hasta él, dándole un abrazo, sintiéndose cálido después de tanto tiempo.
—Te extrañé —.

—Yo también —. Palmeó su espalda, disfrutando sólo unos segundos del encuentro antes de separarse —Pero no hay tiempo, debemos irnos antes de que alguien nos vea —.

Siguió a Joseph por toda la mansión, caminado casi de puntitas, el hombre parecía conocerla como la palma de su mano.

Cuando llegaron a la puerta trasera, él lo detuvo.
—Desde aquí irás tú solo —. Shawn intentó replicar, pero este volvió a hablar —Tienes que correr y saltar la reja, soy muy viejo para hacer eso —. Le explicó —Román estará esperándote en un Toyota azul—.

—¿Qué? ¿Qué hay de ti? No pienso irme sin ti —.

—Te alcanzaré en el aeropuerto —.

—¿En, en el aeropuerto? —.

—¿Qué creías?¿Qué te iría a esconder debajo de una roca? —. Se burló.

—Pero... ¿Cómo? ¿De dónde- —.

Joseph sacó una tarjeta dorada del bolsillo de su chaleco oscuro. Shawn sintió su corazón estrujarse.

—¿Usaste tus ahorros? —. Este asintió —Pero, pero tú dijiste que ese dinero era para cumplir tu sueño de ir en una aventura, tú no- tú no debiste —.

—No me arrepiento de haber gastado ni un centavo, Shawn —.

El chico lo seguía viendo con incredulidad.
—¿Pero... por qué destrozas tu vida así? Yo nunca he sido lo suficientemente bueno contigo, si mi padre se entera perderás tu empleo, y- y acabas de gastar tus ahorros en boletos de avión —.

—Lo hago por ti, Shawn. Te mereces ser libre, vivir tus sueños, tu vida —.

—Eso no... Eso no tiene sentido, Joseph —.

—Mi padre acabó con mi vida al condenarme a servir a la familia Mendes, destrozó cada uno de mis sueños diciéndome que este era el mejor lugar en el que podría estar, y yo le creí. Pero, cuando cumplí mis treinta, ya no lo soportaba, ya no podía seguir sirviendo a los demás; sin embargo, esto era todo lo que conocía y todo lo que sabía hacer —. Una sonrisa nostálgica se filtró en su rostro —Y entonces llegaste tú —. Lo miró con cariño —Aunque tus padres no lo notaran, llenaste de luz esta casa. Me encantaba verte correr de un lado a otro, sentirte jalando mi chaleco para que te diera un bocadillo, escucharte reír a carcajadas... pero también me dí cuenta que estabas tan solo como yo, y fue en el momento que te caíste de la escalera para llamar la atención del señor Mendes, que supe que tenían que cuidar de ti —.

•Perdido En Tus Ojos• LS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora