•Perdido En Tus Ojos• LS.

VIII

Capítulo 8.

Harry se despertó temprano como era de costumbre y lo primero que vio cuando abrió los ojos fue el rostro de su amigo; la boca entreabierta, largas pestañas, y el cabello revuelto.

Esa almohada era la única que siempre permanecía al día siguiente, pero ahora, sin ella, su día había empezado mucho más que bien.

Sintió su corazón agitado cuando su mirada se deslizó hasta el par de labios finos que tenía Louis. Eran casi una fina línea de color coral. Los observó por largos segundos, perdido en su textura.

—¿Acaso me quieres besar? —.

Harry casi se cayó de la cama cuando al mismo tiempo que miraba el par de ojos azules, estos lo miraron.

El castaño sonrió con burla.

—¿Qu-qué? No, no, miraba que babeas por la noche —.

Louis lo miraba con algo de curiosidad. ¿Acaso se había dado cuenta de su mentira?

Uno segundos de silencio que parecieron una eternidad pasaron hasta que el castaño habló diciendo simplemente:
—La gente normal lo hace —.
Bufó y salió de la cama.

Dejando a un Harry pálido con el corazón latiendo a mil por segundo en su pecho.

¿Besarlo? ¿Quería besarlo?

Sacudió la cabeza sacando aquellos estúpidos pensamientos de su mente. No debían estar allí.

🔆🔆🔆

Louis caminaba por uno de los pasillos del cuarto piso, empujaba su carrito de limpieza como de costumbre.

El día parecía más aburrido de lo normal y aún faltaban más de cinco horas para salir, bueno, es que hace solo veinte minutos que acababa de entrar.

—¡Oye! —.

Suspiró cansado, era aburrido limpiar, él merecía un puesto de seguridad o ayudante, tal vez asistente de alguien famosos.

—Hey, disculpa! —.

O tal vez podría estar en un puesto como el de Harry, no tan alto para no opacar a los demás y no tan bajo para no rebajarse con los de las otras clases.

—Louis! —.

El castaño detuvo el carrito y se giró viendo a una chico trotando hasta donde él. Frunció el ceño. ¿Cómo sabía su nombre? ¿Harry de nuevo? Tendría que hablar con él otra vez.

—Se te ha caído esto —. El chico le tendió uno de los pañuelos que usaba para saber por cuál lugar ya había pasado y no volver a hacerlo. 

—De hecho lo dejé caer a propósito, pero gracias —. Lo tiró de nuevo al suelo y siguió su camino.

—Espera —.

El castaño se giró viéndolo de nuevo con algo de molestia, no tenía ganas de hacer amigos. De hecho, nunca las tenía.

—Soy Luke —.

Y Louis lo recordó. Era el chico que llevaba molestándolo desde hace un par de días.

—Oh, así que te llamas Luke, bueno, Luke, te veo luego porque yo sí trabajo —.

—Louis —.

El castaño volvió a verlo con frustración.

—Oye, no tengo intenciones de hacer amigos aquí, así qu- —.