XXXIV

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Capítulo 34.





¿Cómo podía ser Eleanor?

Sacó su celular sólo para comprobar que aún guardaba su contacto. Lo pensó antes de marcar.

¿Debía llamarla?¿Debía preguntarle porque había hecho eso?... ¿O debía simplemente dejar las cosas como estaban?

Pero, ¿Y si hacía algo en contra de Harry la próxima vez?

¿Habría una próxima vez?

Un estruendo lo sobresaltó, haciéndolo salir de sus pensamientos. Guardó las cosas dentro del folder y no dudó en cojear hasta la salida. Abrió la puerta sólo para ver a la del baño.

—¿Todo bien? —. Preguntó en voz alta.

—Sí, perdón, se me ha caído el secador —. Lo escuchó decir desde adentro.

Louis bufó y se giró para regresar a descansar su pie, pero se detuvo antes de dar siquiera un paso.

Harry tenía el brazo lastimado, recordó, el secador era muy pesado para sólo usar una mano para tanto cabello.

Se mordió el labio y caminó hasta la puerta. Harry incluso lo había cargado en su espalda, él podía secarle el cabello.

—¿Necesitas ayuda? —.

—No —. Respondió con rapidez —bueno, sólo un poco —. Lo escuchó decir algo apenado.

Ambos se sentaron en la cama, Louis conectó el secador junto a la lámpara, pero entonces notó que Harry era un poco más alto.

—No te alcanzo —. Admitió.

El ojiverde lo miró, y sin siquiera pensarlo un poco se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas.

Louis no pudo evitar sonreír mientras encendía el aparato. Conforme el cabello se secaba, podía notar que se hacía más suave y fino al tacto.

—Me estás jalando —. Harry se quejó con una mueca.

—Shh, ya casi termino. ¿Quién te manda a quebrarte el brazo? —.

—No me lo quebré, sólo está lastimado —. Lo corrigió —Me estás quemando —. Frunció el ceño.

—Ya deja de llorar —. Un minuto más tarde y Louis apagó el secador de cabello —Ves, ya está —.

Harry se cubrió el rostro, sintiendo adolorida la cabeza, definitivamnte se bañaría más temprano para evitar usar el secador de nuevo.

—Gracias —. Murmuró, poniéndose de pie —¿Quieres que llene la tina? —.

Resopló.
—No, mañana no iré a trabajar, tú oíste a Sam, dijo que podía faltar —.

—Yo podría llevarte al trabajo —.

Louis tiró la cabeza para atrás, dejándose caer en la cama completamente. Cerró los ojos sintiendo la sensación de hormigueo en su estómago.
—Voy a faltar, así que finge que no puedes llevarme y así podré decirle sin mentir a Sam que yo en serio quería ir, pero no tenía como —.

Escuchó a Harry suspirar.

Pasaron largos minutos de silencio, pensó que el rizado se había ido, pero cuando abrió los ojos, lo notó en el mismo lugar, lo miraba detenidamente.

—¿Pasa algo? —.

Harry sacudió ligeramente la cabeza, deteniendo sus pensamientos.

—Sólo pensaba —. Se sinceró. Rodeó la cama para sentarse en su lado.

•Perdido En Tus Ojos• LS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora