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Capítulo 50.





Harry abrió los ojos despacio, mirando alrededor con lentitud y frunciendo el entrecejo al segundo después.

Estaba en un hospital, en la camilla de un hospital.

—¡Despertó! —. El grito de Niall hizo que su cabeza doliera más de lo que debería.

El irlandés se acercó a él con prisa, mirándolo casi con emoción.
—¡Harry, que bueno que ya despertaste, nos tenías a todos preocupados y- —.

—Joven, ¿Puede darme un momento, por favor? —. Una voz gruesa interrumpió.

Niall se alejó un par de pasos, dandole espacio al doctor.

—Bien, déjeme revisar un poco —. Con una lamparita alumbró sus pupilas, y pareció satisfecho con el resultado —¿Recuerda lo que pasó? —.

Aquella pregunta le hizo darse cuenta de las partes en blanco que habían en su memoria. Negó despacio.

—¡¿Cómo no vas a recordarlo?! —. Niall chilló, acercándose de nuevo —¡Embestiste el auto de Luke con el tuyo como en las películas! ¡Y después, a pesar que tuviste una contusión por el golpe que te diste contra el volante, la adrenalina te hizo correr a ese edificio abandonado y luego salvar a- —.

—¡Joven! Si no guarda silencio le tendré que pedir que salga de la habitación —.

—¿Que yo... qué? —. Intentó recordar, pero el dolor se intensificó, haciendo que se llevara una mano a la cabeza.

—La perdida de memoria es un efecto secundario de las contusiones, pero no se preocupe,  su memoria regresará pronto. Es mejor que no se esfuerce por hacerlo —. El doctor le aconsejó.

¿Entonces era cierto?¿Tenía una contusión por chocar el auto de Luke?

Y como granizo en una tormenta de invierno, los recuerdos cayeron en su memoria, golpeado con fuerza su cabeza.

Lo recordó por partes; mirar a Luke conducir fuera de aquel edificio, la rabia cegandolo, acelerando para estrellar su auto contra la puerta del pelinegro.

Recordaba haber bajado de su auto y buscar algo dentro del auto negro, pero al no encontrarlo, caminó tambaleante hasta el edificio, subió unos pisos sin encontrar nada, pero entonces...

Las memorias de los dulces ojos cerúleo brotaron en un segundo.

—¡Louis! —. Soltó, alarmado —¡¿Dónde está Louis?! —. Intentó salirse de la cama, pero le fue impedido por el hombre regordete.

—Será mejor que descanse un poco más, puede tener consecuencias si no lo hace —.

Sus ojos inquietos dieron con Niall al instante.
—¿Dónde está Louis? —.

—En una habitación de aquí también —.

—¿Pero cómo está? ¿Está bien?—.

El irlandés vaciló un poco.
—Está... bien, Louis está bien —.

—¿Por qué lo dices de esa manera?¿Qué le pasó? —.

El chico alzó las cejas.
—Nada, no le pasó nada —. Se apresuró a decir —Sólo que... él... —. Su tono descendió —No ha despertado —. Soltó en un murmuro, preocupado por la reacción que tendrían sus palabras.

El mundo se le vino abajo, dejando de intentar bajar de la camilla, mirando al rubio
—¿Qu-qué? —.

—Tenía un grado grave de hipotermia, estaba algo desnutrido, y su cuerpo no soportó por mucho, pero el doctor dijo que cuando su cuerpo se recupere, él despertará —.

•Perdido En Tus Ojos• LS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora