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Capítulo 20.







Louis dejó el departamento después de poner una nota al lado de Harry, para que lo llamara si se comenzaba a sentir peor.

Condujo de mala gana hasta el gigantesco edificio de brillantes ventanas y lujosas puertas de cristal.

Comprobó la hora, aún le faltaban una hora para la reunión que tenía con Tom Holland. Pequeña sorpresa que se llevaría el actor.

Sus zapatos retumbaban al caminar sobre el suelo. Miró el nombre que había escrito en su mano -de la secretaria a quien debía darle los papeles- y el número de piso, mientras esperaba el elevador.

No tardó mucho en llegar a dicho piso y entregar la carpeta que le había dado Harry.

—Amaneció muy enfermo, así que vine yo a traer esto —.

—Pero si apenas ayer lo ví —. La chica frunció los labios.

Louis bufó.
—¿Si miras a las personas ya no se enferman, o qué? —. Dice con sarcasmo.

Lía rió.
—Eres tal y como te describe Harry —.

Su rostro quitó su mueca de disgusto. Intentó parecer desinteresado.
—¿Harry... habla de mí? —.

Se encogió de hombros.
—A veces, cuando tenemos un rato libre, me cuenta cosas buenas —.

—¿Qué cosas buenas? —.

Ella sonrió.
—Cosas, ya sabes, como que lo dejaste que tomara tus medidas cuando no tenía un maniquí, o sobre los trabajos que has tenido. Siempre está preocupado por eso —.

—¿Por mi trabajo? —.

—Sobre ti no teniendo uno. Cuando te consiguió un lugar aquí, te podría jurar que nunca lo había visto tan feliz —. Tal vez exageró un poco, pero ella ya sabía del enamoramiento de su amigo y tal vez podía ayudar.

Louis chasqueó la lengua desviando la mirada e intentando ocultar una sonrisa.
—Él siempre es así —. Murmuró.

Ella se encogió de hombros.
—No con todos —.

El castaño la miró, ella le sonrió, esperando que hubiera entendido su mensaje.





🔆🔆🔆





Louis caminaba en dirección al elevador, después de despedirse de la chica, que por cierto, le había caído bien.

Se perdió un poco en sus propios pensamientos hasta que...

¿Y la colección de Harry? —.

El castaño se detuvo al instante, al escuchar aquella irritante voz que ya conocía. Luke.

Se giró, pero no había nadie allí, su voz provenía de una puerta entreabierta. Se acercó curioso.

—¿Por qué te importa? —.

¿Alessandro?

Louis frunció el ceño. Claro que era él, nadie tenía el cabello como Jesús.

—Solo quiero saber que vas a hacer con ella, ¿Te la vas a quedar tú? —.

—Por supuesto, sabes que siempre lo he hecho, no puedo dejar que se la quede él, no sabría organizarla —.

Su ceño se frunció y apretó los puños. Lo sabía, ese idiota quería la colección de Harry, pero ¿y Luke? ¿Acaso era un complot?

Esos idiotas.

•Perdido En Tus Ojos• LS.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora