Capítulo 2 (*)

222K 19.8K 25.6K
                                    

LUCY 

Me tape los odios con las cómodas y suaves almohadas de la cama en dónde me encontraba acostada mientras me retorcía de desagrado por los molestos sonidos que sonaban desde hace varias horas.

Un gruñido sale de mis labios antes de darme por vencida y tirar la almohada lejos. No iba a dormir, no podía hacerlo y por fin lo admitía luego de una gran tortura.

Me siento en la cama y me hundo en el colchón, sin lograr acostumbrarme por completo a la suavidad de esté. Con los ojos soñolientos, suelto un bostezo y maldigo internamente, antes de fijar la vista en la habitación blanca llena de lujos, pero de alguna manera frívola y simple, en la que me encontraba.

¿Quién se pone a escuchar Heavy metal para empezar el día? Fue lo primero que invadió mi cabeza antes de levantarme y colocar mis pies descalzos en la cerámica blanca brillante del suelo.

Un escalofrió recorre mi cuerpo de inmediato y me vuelvo a sentar en la cama mientras agarró mi teléfono con algo de molestia y enciendo la pantalla.

Cinco notificaciones de Facebook para una persona la cual es algo invisible en las redes sociales.

Coloco la contraseña en la pantalla y abrí la famosa aplicación de Facebook que me lleva al inicio de esta. Historias y publicaciones aparecen de inmediato, pero me dirijo a la opción de solicitudes de amistad porqué de ahí vienen las únicas notificaciones que hay en mi bandeja y abro la boca sorprendida a leer lo que dice. 

Consus Fairchild Kellogg te ha enviado una solicitud de amistad (Confirmar) (Eliminar)

Caelus Fairchild Kellogg te ha enviado una solicitud de amistad (Confirmar) (Eliminar)

Caebrán Fairchild Kellogg te ha enviado una solicitud de amistad (Confirmar) (Eliminar)

Crono Fairchild Kellogg te ha enviado una solicitud de amistad (Confirmar) (Eliminar)

Cristian Fairchild Kellogg te ha enviado una solicitud de amistad (Confirmar) (Eliminar)

Ruedo los ojos mientras apago el teléfono y miro hacia la puerta, antes de levantarme y dirigirme al baño para ducharme y colocarme el horrible uniforme gris con azul que cuelga de un perchero la esquina de la habitación.

Las palabras de la Teodora, la segunda esposa de Caleth quedaron grabadas en mi mente como un tatuaje permanente: Debes estar lista a las 6:30 para bajar a desayunar y luego irte con uno de los chicos al colegio.

Luego de apresurarme en la ducha y arreglarme, me colocó el uniforme y me miro al espejo antes de tomar mi mochila y mi celular.

Todo saldrá bien Lucy, todo saldrá bien. Me repetí mentalmente más de diez veces antes de tomar el valor y abrir la puerta de la habitación para salir de ella.

Me paré en seco cuando el chico de ojos verdes y uniforme escolar, con audífonos salió de la habitación de al lado con un costoso celular en su mano. La música por fin había acabado al igual que la tortura y quise gritarle cuando me pasó a un lado sin siquiera notar mi presencia y ahogué un insulto mordiéndome la lengua.

Con que tú eres el imbécil que no me dejo dormir escuchando Heavy metal, ¿eh? ¡Qué lindo!, me dan ganas de estrangularte por hacerme perder mis preciadas horas de sueño, cabrón de mierda.

Le seguí el paso hasta bajar las escaleras y llegué al comedor diciendo palabras coloridas en mi cabeza, pero alcé la vista para encontrarme a todos los aparentes integrantes de está mansión; menos él tortura oídos y yo.

—Buenos días, Lucy—dijo Caleth y sus esposas sonrieron de manera automática.

Desvié el sentimiento extraño en mi estómago por eso y forcé una sonrisa — Buenos días — dije para todos, aunque cada uno de los chicos me ignoró.

Malditos ricos y su pensamiento de creerse superiores al resto.

Me senté en la mesa entre Crono y Consus, y empecé a comer en silencio. Los alimentos estaban tan deliciosos que las quejas, las molestias y todo el caos en mi cabeza desapareció, quería alabar a quien hubiera preparado tan espectacular comida y así fue todo el desayuno, sumido en silencio cómo si cada quien estuviese en su mundo y no le interesará en lo más mínimo regresar a la realidad.

— ¿Quién llevara a Lucy? — la voz de Camille, hace que todos levantemos la vista de nuestros platos, todos los chicos sonríen mirándose entre ellos, menos Crono, aunque su cara no muestra expresión alguna, imagino que le desagrada mi presencia al igual que el resto.

Soy la nueva, siempre molesta eso. Que llegué alguien nuevo a nuestras vidas, más sí fue de la nada y no lo elegiste tú, sino otros, pero debes vivir con ellos.

¿Quién llevara a Lucy? — pregunta está vez Caleth al ver que Camille no consigue respuestas y me sorprendo cuándo el chico lleno de tatuajes, cabello desordenado y un Piercing en el labio levanta la mano cómo si fuese una subasta.

La mirada de Caleth se suaviza y un atavismo de sonrisa amenaza con salir en su serio rostro.

—Entonces Caebrán llevará a Lucy y la traerá por hoy— dice y yo vuelvo la vista a mi comida— ¿Te parece, Lucy? — pregunta y yo asiento sin dudarlo, tampoco podría negarme y luchó contra las ganas de decirle lo estúpido que fue hacer esa pregunta.

Tan rápido como empezó la pequeña interacción, se acabó. Todo volvió a ser silencio hasta que el chico de tatuajes se levantó y me toco el hombro.

Levante la vista para toparme con sus ojos café miel y una sonrisa juguetona en su rostro: — ¿Nos vamos?

Su voz ronca y labios humedecidos con ese piercing me hicieron querer ser esa actriz de novelas adolescentes que se dejan llevar por las hormonas y tienen romances con cualquier hombre como este: ricos, lindos y deseables. Recuperando el control de mis hormonas y dándome con un martillo mentalmente, me levanté de la silla y me concentré en seguir al chico de tatuajes hasta salir de la mansión.

Un gran auto negro esperaba en el frente de está y abrí los ojos mientras lo único que puedo pensar es cuánto costaría tener un auto así.

—¿Te gusta? — pregunta el chico de tatuajes, alardeando y yo asiento sin dudarlo —Fue mi regalo para mi cumpleaños número trece— dice arrogante y yo digo un "ah" ocasionando que él suelte una carcajada antes de meterse en el jeep y abrir la puerta de copiloto.

—¿Nos vamos, Lucy? — preguntó y yo tragué saliva, sintiendo mis mejillas calentarse.

¿Podría negarme? 

¿Podría negarme? 

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
LOS HIJOS DE LA ÉLITE® [Bloody#1] ✔️ DISPONIBLE EN FÍSICO. VERSIÓN DE WATTPADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora