Legami di sangue

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LEGAMI DI SANGUE PARTE 2

Jake

Hay cosas que llegan sin que las esperes y, a decir verdad, esas son las mejores.

Mi vida completamente ha sido un guion. Debo hacer lo que me piden, debo adaptarme y encontrar la manera de encontrar soluciones, debo dejar mis intereses de lado para hacer feliz a los demás, debo dejar de lado mi moral y mi forma de pensar para poder sobrevivir, pero entonces, la culpa es la que se adueña de cada célula de mi cuerpo.

Quizá también me juzgan por eso, pero no puedo evitar juzgarme a mí por las cosas que he permitido y que seguiré permitiendo para poder sobrevivir, eso me hace egoísta y aumenta la culpa porque no importa si tienes dinero o no, hay cosas que te sobrepasarán, habrá personas que tienen más poder que tú y solamente te tocará agachar la cabeza y aceptar tu destino.

Así como el asesino acepta sus instintos, así como la sociedad acepta injusticias por parte de personas con más poder e influencias, así como cedí a mis impulsos de querer algo que no debía, de desear algo insano y de mis deseos enfermizos que cada vez me traen más problemas, pero que, de ese problema, surgió posiblemente lo mejor que existirá en mi vida.

Mi bebé.

Me estoy aferrando a algo incierto, que quizá traerá más problemas que felicidades, pero no puedo evitarlo porque es como si hubiera una pequeña luz después del túnel o es el vago intento de que la falta de cariño que tengo se verá compensada con ello.

Joseph aprieta mi mano, el anillo reluciendo en mi dedo que deja más que claro una de las pocas decisiones que he tomado por mí y no por el resto, pero sé que eso no deja de estar mal, aunque mi mente quiera disfrazarlo como si solamente fuese un tipo de amor que las personas todavía no aceptan.

Maneja el auto con su mano entrelazada a la mía, sonríe y la sonrisa en mi rostro flaquea cuando todos esos remordimientos vienen a mi mente, pero me obligó a alejarlos alegando que no podría hacer algo que me condene más de lo que ya estoy.

—¿Para qué crees que será esa cena?

La pregunta deja mis labios y él medio me ojea sin quitar la vista de la carretera.

—Todavía tienen esperanzas.

Concentro mis ojos en él.

—¿Esperanzas de qué?

Sé a lo que se refiere, pero una parte de mí —demasiado fantasiosa para ser cierta— espera que mi percepción será errónea.

Joseph tensa la mandíbula y gira el volante.

«Solamente faltan seis cuadras para llegar a la mansión Bush».

—Esperanzas de que pongamos de nuevo en mancha el compromiso. — responde y traga saliva, como si las palabras que ha dicho le costarán muchísimo y le hicieran un gran daño.

El anillo me comienza a estorbar.

—¿Y qué harás tú?

—Les diré que no. — Contesta — Porque en mi cabeza no cabe la posibilidad de ni siquiera pensarlo.

Pego mi espalda al asiento.

—¿Estás seguro? — murmuro.

Baja la velocidad un poco, pasándose al carril lento, apretando mi mano, la que tenemos entrelazadas.

—¿Crees que después de lo que te pedí voy a ir corriendo a hacer lo que mis padres desean?

Me relamo los labios que los tengo resecos sintiendo todos los latidos de mi corazón en los oídos.

LOS HIJOS DE LA ÉLITE® [Bloody#1] ✔️ DISPONIBLE EN FÍSICO. VERSIÓN DE WATTPADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora