«La mejor manera de librarse de la tentación es caer en ella»
Oscar Wilde.
El origen de todo.
Jake
Cuando era pequeña, papá siempre solía decirme que era la luz de sus ojos mientras mi madre siempre se inclinaba más hacia Joseph.
Nunca tuve problemas con ello, de hecho, se sentía bien saber que había cierto equilibrio en nuestra familia. Papá era diplomático y mamá era una de esas mujeres que habían tenido la suerte del destino y el don de la belleza que la hicieron encontrarse con mi padre cuando él tenía veintitrés y ella veinte en una fiesta en las calles de Roma, Italia.
No puedo explicar bien cómo fue que se enamoraron o si llegaron a hacerlo en algún momento, pero papá siempre dice que ella lo salvó de muchas cosas y empezaron un romance cuando la carrera de mi padre estaba empezando. Se casaron y a los dos años de ese suceso mi madre salió embarazada de gemelos y el resultado ya todos los sabemos; Joseph y yo.
Tengo recuerdos fugaces de nuestra infancia, nunca nos faltó nada y éramos la luz de los ojos de nuestros padres y en general, de toda nuestra numerosa familia. Papá complacía todos nuestros caprichos y nunca descuido nuestra familia ni su trabajo. Mamá se volvió empresaria y de una forma u otra, nuestra fortuna se fue duplicando con cada negocio que hacían.
Vivimos nuestra infancia entre Italia y Estados Unidos. Cuando cumplimos diez mi padre quiso llevarnos a Moscú y decidió estando allí, que viviríamos un año porque el apostolado político lo necesitaba ahí.
No fue un gran cambio, pero lo que sucedió una noche sí cambio las cosas para nuestras vidas.
Papá y mamá se iban, casi nunca estaban y nuestra niñera era tranquila. Éramos niños ejemplares y a pesar de que mi madre me quiso inculcar ese gen de superioridad, siempre pensé que no era necesario tratar mal a nadie que me hiciera daño a mí.Joseph era distraído, feliz y elocuente mientras yo era tímida, desinteresada y tenía una leve obsesión por el piano. Él amaba escucharme tocar, tanto así que se sentaba por horas con una sonrisa plasmada en el rostro mientras yo me encargaba de tocar y tocar dejando mi huella en cada partitura.
—¡Felicidades! — recuerdo que él grito, siempre se alegraba igual, aunque nunca tuviera un error. Se acercó y me beso la mejilla, aplastándome en un abrazo fuerte que me hizo reír.
—Te quiero — dije y él se separó para besar el puente de mi nariz.
—Eres muy bonita —soltó y para mí era algo normal pero esa vez, hubo algo extraño. Me besó castamente los labios y se separó con una sonrisa pícara que me hizo sonrojar.
Y para mí, los besos que mi hermano me daba eran normales, comunes e intensos hasta el punto en que dejaron de ser ocasionales y eran diarios, hasta algunas veces yo era la de la iniciativa. Por alguna extraña razón, siempre nos escondíamos porque había algo que nos decía que estaba mal hasta que ese día, Joseph y yo estábamos en el patio de nuestra gigante mansión, estaba nevando y él se giró hacia la niñera que siempre estaba ahí para nosotros, aunque casi nunca la necesitábamos.
—¿Alguna vez besó a su hermano? — le preguntó y la mujer negó de inmediato con una expresión horrorizada. Miré a Joseph y él se encogió de hombros. Teníamos diez, pero siempre sentía que él actuaba como papá algunas veces y no como los niños de mi edad.
—Eso es un pecado.
—¿Por qué?
—Se denomina incesto y no está bien — fue su simple respuesta, de forma tajante — ¿Por qué, señor Joseph? ¿Conoce usted a alguien que haga eso?
ESTÁS LEYENDO
LOS HIJOS DE LA ÉLITE® [Bloody#1] ✔️ DISPONIBLE EN FÍSICO. VERSIÓN DE WATTPAD
Mistério / SuspenseDISPONIBLE EN AMAZON Y LIBRERÍAS A NIVEL MUNDIAL. Caras lindas, sonrisas perfectas, cuentas bancarias desbordantes, mentiras y oscuros secretos son lo único que rodean a los Hijos de la Élite en la ciudad de Hiverdele. VERSIÓN DE WATTPAD Código d...