Capítulo 54 (*)

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ROSE

Los sollozos por parte de mi madre me hacen bajar la cabeza y jugar con mis manos en mi regazo mientras sentí el estómago revuelto por el cambio drástico que había pasado en mi vida en cuestión de segundos.

«Accidente de auto» se repite en mi mente; «falla mecánica». Ahora siento un nudo en mi garganta, las lágrimas silenciosas que salen de mis ojos caen en la tela de mi vestido gris, «calcinada, cuerpo irreconocible, una trágica muerte».

La puerta de la habitación se abre y mis pensamientos se esfumaron cuando entra la persona que logra que sienta alivio y pánico a la vez.

«Papi»

-Hice todos los arreglos necesarios - informa secamente mientras sus ojos negros, igual a la más oscuras de las noches se fijan en mí. Ignora a mi madre como siempre suele hacerlo y ella se levanta cuando la persona que está detrás de él aparece en la habitación haciendo que ella se limpié las lágrimas y se enderece como si nada estuviera pasando.

«Me da asco» Es lo único que sé y tengo seguro cuando ella se endereza como si segundos antes no lloraba la muerte de su hija.

Algo me dice que no le importa, que solamente estaba fingiendo, así como siempre estuvo indiferente con respecto a nosotras, dónde lo único que le importaba era que papi tuviera su cuenta bancaria al tope y pudiera alardear sobre cada una de las cosas que tenía.

Mamá siempre fue el tipo de mujer que con tal que tuviera las comodidades materiales que ella consideraba "necesarias" aunque fuese completamente absurdas, estaba bien y su imagen solamente me recuerda a Dove, queriendo sobresalir en todo y fijándose en el dinero, la ropa, el maquillaje y los autos para olvidar las cosas que pasaban en casa, los problemas emocionales y...

Recuerdo la primera vez que me obligó a hablar con los Fairchild solamente porque ella lo había hecho y como siempre nunca Dove podía quedarse atrás. La fijación con Caebrán fue automática y que él le correspondiera en cosas mínimas solamente empeoraba la situación.

No ganaba nada diciéndole que él no la quería porque Dove nunca iba a entenderlo, su cabeza nunca iba a aceptar un «no» y muchos menos un «él no es para ti», entonces los desplantes por parte de él, hacía ella se volvieron comunes, él la hacía llorar y luego tenía que limpiar sus lágrimas en la noche para al día siguiente verla abrazada con él en el almuerzo y como siempre, debía callar.

No había ni un momento de mi vida que dejará de hacerlo. Era algo repetitivo para mí; callar y mentir, mentir y callar, callar otra vez, mentir otra vez y bajar la cabeza cada vez que era necesario mientras me obligaba a reprimir mis sentimientos actuando como un clon de Dove porque eso la hacía feliz y nada me hacía tan feliz como verla a ella así.

Seguí cada uno de sus planes, aunque al final solamente eso nos dejará pisoteadas, calle cada vez que Jake se molestaba conmigo por estúpidas razones y aguanté los comentarios denigrantes de los cinco solamente porque eso quería Dove; ella quería ser parte de ellos, que ellos la quisieran y la tomarán en cuenta, se preocuparan por ella y...

Aguantar todo lo que hicimos no significó nada cuando Lucy llegó y cambio las cosas drásticamente. Dove estuvo afectada desde el primer momento, las cosas con Caebrán se fueron en picada y ahora no había reconciliaciones, solamente había llantos y un humor terrible mientras la fijación de mi hermana era la nueva y misteriosa chica que llegó de intercambio a la mansión Fairchild, embrujándolos a todos y colocándolos a sus pies en cuestión de segundos, cosa que nadie había hecho, ni siquiera ella.

Ella. Otro agridulce recuerdo que me obligo a callar e ignorar como si solamente fuera producto de mi mente, aunque estoy consciente de que es más que una realidad.

LOS HIJOS DE LA ÉLITE® [Bloody#1] ✔️ DISPONIBLE EN FÍSICO. VERSIÓN DE WATTPADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora