Capítulo 19 (*)

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LUCY

Salí del baño con una toalla sobre mi dorso y fije mi vista confundida en el vestido azul marino que se encontraba arriba de la cama al mismo tiempo que me acerque lentamente y lo tome entre mis manos.

La tela fina me daba un ligero cosquilleo en las palmas, al mismo tiempo que me encargaba de deslizar mi dedo para sentir la suavidad de está. Era algo alucinante la textura y el color brillante combinaba perfectamente con el color de mis ojos claros.

¿Desde cuándo soy así? ¿Desde cuándo me rodeo de cosas así?

Las mismas preguntas que había estado rondando mi cabeza desde algunas horas, seguían atormentándome de alguna manera. No podía recriminarme ni sentir mucha admiración hacia las "pequeñas cosas" que sucedían aquí que para cualquier persona fácilmente podría ser fascinante.

Me recordé internamente mis límites y que no pertenecía aquí. No tendría que adaptarme a un tipo de vida completamente diferente al mío pero era algo inquietante lo bien que se sentía estar dentro de esto. Era una corriente bastante intrigante, reconfortante. Parecía ser importante porque estaba con personas importantes.

Repace internamente lo que había sucedió, los beso y las pequeñas cosas que sucedieron desde que llegué a este extraño pueblo se fueron reproduciendo en mi cabeza.

Inhalo, exhalo. En mi cabeza evoco las voces de todos los que han estado rodeándome desde que llegué aquí. Recuerdo cada cosa extraña, cada comportamiento extraño.

Las manos de Consus, los labios de Caebrán, la cercanía de Cristian, el aliento de Crono, los ojos de Caelus, el comportamiento extraño de Marta, las chicas de cabello de colores, los escándalos, el frio clima, las esposas, la ropa costosa...

Moviendo la cabeza, camino y suelto el amarre de la toalla para quedar desnuda delante del espejo. La toalla cae a mis pies, mi piel aún húmeda y pálida resplandece gracias a la tenue luz mientras recorrí la cicatriz en mi costilla con mi dedo índice. Me relamí los labios, cierro los ojos por un momento, permitiéndome así recordar escenas reprimidas en mi mente sin dejar de tocar la parte algo abultada de la cicatriz persistente de hace algunos años.

Recuerdo cosas; los músculos de mi cuerpo se flexionándose, el color de sus ojos, su sonrisa y de pronto me sentí abrumada por una sensación familiar de paz y control al mismo tiempo que crecía un terror ajeno dentro de mí. Las cortas escenas felices dentro de mis recuerdos desaparecieron tan rápido como llegaron. Recordé el dolor de mi cuerpo, los gritos, la sangre manchando el blanco suelo de cerámica....

Basta.

Abrí mis ojos y me concentré completamente en mi reflejo. Mi silueta era débil, una contradicción. Mi altura no era tan impresionante, mi piel era bastante clara, mis ojos de un color azul intenso, mi cabello tan negro como la noche más oscura, mis pómulos algo levantados, mi nariz perfilada, mis cejas perfectas de manera natural y mis pestañas eran el bosque que cuidaba mis ojos, mi delgadez era a una línea de ser extrema y mis senos eran levantados, al igual que mi trasero, mi cintura era algo estrecha y en un costado, Alejé el dedo de mi cicatriz y todas las emociones innecesarias desaparecieron. Respiré repetidas veces y di una vuelta sobre mis talones para caminar hacia las gavetas y sacar una ropa interior de encaje de color gris.

Vuelvo la vista al vestido y sin admíralo demasiado, me lo coloco en silencio, enfundándome en él sin perder el tiempo para luego sacar una pequeña caja de mi bolso escolar y tirar su contenido sobre las sabanas de la cama perfectamente dobladas por una de las mujeres de servicio.

Tomo un labial pálido de color rosado y lo llevo a mis labios para llenarlos de este de forma sutil, luego procedo con la máscara de pestañas y un rubor sin colocar ningún polvo antes.

En mis pies, me coloco unos zapatos de plataforma de color blanco y me levanto de la cama, me relamo los labios y me observo de arriba abajo en el espejo al mismo tiempo que saboreo lo diferente que me observo.

Está soy yo, está es la verdadera Lucy Beckett. Me repitió una voz ajena en mi cabeza muchas veces, haciendo que mi corazón cabalgase dentro de mi pecho al mismo tiempo que tomaba mi celular, anotaba la clave y fuese a los mensajes archivados.

Sentí por un momento como mi corazón se hundía en mi pecho, me relamí los labios de forma inconsciente y cuando iba a entrar en uno de ellos, una llamada entrante llega de repente, alumbrando mi pantalla en un número desconocido.

— ¿Estás lista?

La voz detrás de la llamada era demandante, acentuada. Me observé en el espejo y respondí de manera afirmativa con dos palabras.

La llamada terminó tan rápido como comenzó, la puerta de mi habitación se abrió y cinco hombres en trajes ajustados y dignos de una revista, entraron.

Me levanté de la cama y caminé hasta ellos sin decir ninguna palabra. Cuando llegué, tuve que levantar un poco mi cabeza para observar los ojos azules de Caelus que me observaban con cierto recelo en su mirada desde su imponente altura. Le regalé una sonrisa y di un paso hacia atrás para mirarlos a todos.

Podría ser perfectamente el paraíso de cualquier joven, Podrían alucinar y estar así en sus mejores sueños, y de alguna manera, estaba aquí con ellos.

No hablaba sólo del dinero y la clase de vida que había presenciado desde que había llegado, también hablaba del aura enigmática y los extraños comportamientos que los rodeaban.

Su físico, el físico de cada uno podría ser una creación divina, un retrato de un ángel pero dicen las leyendas que los ángeles no son lo que aparentan, ellos aterrorizan tu vida, te dejan sin habla, son tan extraños y misteriosos que sería difícil describirlos. Cambian, distorsionan todo a su paso y las extrañas palabras de Marta resonaron en mi cabeza.

¿Esté pueblo podría ser aún más extraño de lo que parece?

— ¿Nos vamos? — inquirió Caebrán desde su lado. Asentí, relamiéndome los labios y di un paso al frente al mismo, luego otro y logré salir por la puerta ya abierta cuando sentí una mano en mi cintura. Mis vellos se erizaron al encontrar una mirada verdosa y solté ligeramente aire por la nariz.

Asentí y comenzamos a caminar mientras no podía ignorar la adrenalina y el poder que me recorría en éste momento no tenía comparación. De pronto, todas las palabras que habían estado rondando mi mente parecían erróneas.

Me gustaba el poder que sentía aquí.

LOS HIJOS DE LA ÉLITE® [Bloody#1] ✔️ DISPONIBLE EN FÍSICO. VERSIÓN DE WATTPADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora