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LUCY
— ¿¡Quién puso esto aquí!?
El grito de Camille Fairchild es lo primero que captan mis oídos antes de abrir un poco la boca al ver la transformación que ha tenido la mitad de la mansión en menos de diez horas.
La decoración es elegante, exactamente de un azul eléctrico con toques dorados. Los sofás de la sala fueron sustituidos por varias mesas con diversos puestos. Hay mujeres de servicio caminando de un lado a otro, cargando cajas mientras Camille da vueltas sobre sus talones, con un conjunto de dos piezas de color negro que se le ciñe al cuerpo mientras unos lentes de color negro están en su cabeza como si fuese una diadema.
Da otras instrucciones sin percatarse de mi presencia y debo admitir que luce bastante bien mandando a todos sin hacer absolutamente nada. A su lado esta una mujer de cabeza gacha con una bandeja de comida entre sus manos.
Camino hacia ellas y varias de las que están terminando de organizar, se me quedan mirando. Ella me observa cuando estoy al frente de ella y hace una mueca que disfraza con una sonrisa, aunque la preocupación es clara en sus ojos.
— ¿Tuviste una mala noche? — es lo primero que pregunta mientras hace una señal para que la mesa que está más cerca de nosotros, quede desocupada y cuando lo hace, se sienta y hago lo mismo mientras la mujer a su lado coloca la bandeja de comida frente a mí, sobre la mesa.
Observo la tostada junto a la ensalada y un jugo de naranja en un vaso de vidrio. Hay un pequeño pastel decorado y cuando vuelvo la vista al rostro de Camille, ella me sonríe mostrando sus perfectos dientes mientras me mira con atención.
— Danos espacio — le dice a la mujer que está a su lado, la misma que cargaba la bandeja y que curiosamente siempre se encuentra detrás o cerca de ella. Pienso que puede ser una especie de secretaria privada y la mujer se aleja lo suficiente para darnos espacio.
Me quedo mirando la decoración que resulta ser realmente fantástica que te hace sentir en otro lugar, donde todo es elegante y brillante. Me llevo un pedazo de tostada a la boca y mientras mastico, Camille sonríe mirando al rededor; lo que ella creo.
Todo está técnicamente perfecto, no entiendo qué es lo que necesita de mí y se me hace adorable cuando me extiende una servilleta para limpiarme.
— ¿Qué tal fue la fiesta de ayer...? — me miró— Quería preguntarte ayer, pero llegó mi cuñado y no tuve un momento para estar a solas.
— Estuvo genial obviando las miradas extrañas por parte de las Bush y la horrible cara de velorio que tenía Joseph.
Camille suelta una risita.
— ¿Y cómo te sientes con nosotros? ¿Cómo te hacen sentir los chicos?
— Estupenda — respondí con una sonrisa — Me hacen sentir cómoda entre ellos.
«Tanto que hasta tengo una relación con ellos» Coloco mis manos en mi regazo y ella sonríe mirándome con cuidado, sin perder ninguna de las cosas que digo como si para ella fuese muy importante prestarme atención.
Conversa conmigo sobre algunos temas triviales, me pregunta sobre mis calificaciones en el colegio y si alguna de las Bush me ha molestado a lo que respondo una gran mentira: no. Digo que no solamente porque no quiero que nadie más que yo tome cartas en el asunto y es que no olvido las cosas que me hicieron, aunque fuesen muy insignificantes.
Camille me pregunta sobre la decoración cuando termino de comer y le hace una seña a la mujer que se acerca para retirar el plato de comida en tiempo récord para alejarse de nuevo.
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LOS HIJOS DE LA ÉLITE® [Bloody#1] ✔️ DISPONIBLE EN FÍSICO. VERSIÓN DE WATTPAD
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