Cuidado con las sombras [Ámbar] Libro #2 <TERMINADA. BORRADOR>

Capítulo XXIV

La figura empezó a volver el cuello hacia mí. Llena de impacto, poco a poco pude ir descubriendo su rostro. Gracias a la poca luz que nos rodeaba, la piel gruesa que la recubría parecía completamente negra, casi reluciente. Unos relucientes ojos rojos con pupilas en vertical me miraron de soslayo. Un par de líneas gruesas y doradas caían desde sus cuernos atravesando su cara hasta su pecho. Era carente completamente de nariz, pero por sus facciones parecía ser un ente femenino, aún que su cuerpo no tenía curvaturas. Sin previo aviso, abrió la boca de par en par para soltarme un alarido extremadamente agudo, mientras me dedicaba una expresión de gruñido. El sonido me lastimó los oídos y pegué un gran grito por el susto. Ella se abalanzó contra mí. Por acto de reflejo intenté cubrirme con mis brazos poniéndolos rápidamente enfrente de mi rostro. Pero ella no pudo ni tocarme, por lo menos no físicamente. Su figura se hizo polvo un centímetro antes del impacto. Sin embargo, pude sentir como atravesó mi interior con su apariencia de humo. Mis huesos se pusieron tan helados que el frío me quemó por dentro. Mis piernas flaquearon y caí al suelo de golpe. Lo siguiente ocurrió en cuestión de segundos. De reojo podía ver a Alberto aún congelado en la puerta y admirando con los ojos bien abiertos el lúgubre espectáculo. Un nuevo, oscuro y poderoso fuego nació en mi pecho. Mis extremidades vibraban histéricamente, confundidas ante lo que se avecinaba. De un momento a otro mi espalda se arqueó sobre el suelo y mi piel estalló hasta convertirse en cenizas. No supe lo que había debajo, ya que no había nada en lo que pudiera ver mi reflejo. Pero la expresión de mi amigo lo decía todo. Se encontraba completamente horrorizado, tanto que me abandonó ahí y echó a correr hacia las escaleras. Intenté seguirlo, pero cada vez que intentaba pararme sobre mis pies mi propio peso me vencía y terminaba apoyada en el piso también con las manos. No me quedó más que andar a gatas. Intenté gritarle, pero de mi boca no salió más que un sonido espantoso y gutural. Mi mente estaba confundida y horrorizada, ya no percibía las cosas como antes, ahora todo era mucho más difuso y poco definido. Logré salir del cuarto con mis articulaciones doblándose, algo raro le había pasado a mi cuerpo.
Intenté bajar las escaleras, pero mis torpes piernas tropezaron la una con la otra y caí rodando. Sorpresivamente, no había quedado demasiado herida, solo algo mallugada. El golpe no hizo más que alterar mis instintos. En cuando mi presencia apareció de manera abrupta en el primer piso todos echaron a correr gritando llenos de histeria, como si fuera un peligro para sus vidas, un monstruo.

Con las pupilas dilatadas, troté entre la gente, haciéndola caer a mi paso. No podía encontrar a Alberto por ningún lado, su olor se había perdido entre los fuertes aromas del alcohol y sudor de los espectadores. Logré salir. Afuera había un cielo oscuro y tapizado de estrellas con una enorme luna llena brillando, eso agitó mi corazón e hizo que recordara algo, pero no lo pude consolidar gracias a los potentes faros de un vehículo que me cegaron. El impacto fue inevitable. En fracciones de segundos me encontré rodando sobre el cofre de un auto.

Alguien tiene alguna teoría? :3 me encantaría escucharlos ❤️