Capítulo LIX

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Anduve por la nada oscura por demasiado tiempo. Caminaba en silencio y con movimientos lentos mientras los espectros pasaban a mi costado. Comenzaba a impacientarme cuando una luz amarillenta apareció en la lejanía. Era apenas un punto diminuto, pero no dude en acercarme, pues, por más pequeño que fuera, algo cálido era una buena señal, o eso creí. Cuando estuve a solo unos metros de ella descubrí que parecía estar como suspendida en el aire gracias a que se trataba de una antorcha. Al momento de tocar la delgada estructura de hierro que sostenía la llama se encendieron otras tantas como por arte de magia. Soltando un jadeo por la sorpresa me encontré justo en el medio de un par de columnas de antorchas, las cuales se acomodaban en posición perfectas y paralelas. Las líneas de tenue luz se iban inclinando hacia abajo para dejar a la vista una larga hilera de escaleras oscuras.
“Así que el mundo de los muertos tiene sótano“ pensé con sarcasmo.
Las escaleras eran tan extensas que parecían infinitas. No se alcanzaba a ver el punto de su culminación gracias a que se prendían en la oscuridad. Su interior parecía desafiante y hostil, emanaba una densa y podredumbre fuerza.
Miré hacia atrás por varios segundos. Me ponía ansiosa la idea de entrar, aún así era mucho peor seguir vagando por la nada. Opté por entrar sin tener idea de la nueva atrocidad que tenía para mí el más allá.
Comencé a descender mientras guardaba el aliento. No quería que lo fuese que estuviera ahí adentro escuchara ni mi respiración. Al principio parecían ser finas escalones de mármol oscuro lisos y perfectos, pero conforme avanzaba se iban tornando gruesos, con bordes medios rotos y poco definidos, como si estuvieran mal construidos con piedras toscas. La estructura del pasillo a cada paso se hacía más angosta, debía tener cuidado de no quemarme con el fuego a mis costados.  El techo bajó a tal punto de rozarme los cabellos.
Esto no tenía fin. Rápidamente di media vuelta lista para volver sobre mis pasos presa de mi nerviosismo cuando escuché ese escalofriante sonido. Era un débil susurro seguido de algo grande arrastrándose. Admiré la oscuridad a mi espalda con los ojos abiertos de par en par. La adrenalina bombardeó mi interior. Estaba segura de que se trataba de esa maldita serpiente y venía en mi dirección. Pronto abandoné cualquier pensamiento anterior y me dispuse a escapar avanzando cada vez más hacia abajo. De ninguna manera podía permitir que me atrapara de nuevo. Continúe mi camino los más rápido posible con la desesperación irradiando de cada uno de mis poros. Ya no me importó jadear a veces a causa del esfuerzo físico o de lanzar pequeños gritos cuando el ardiente calor del fuego rozaba mis brazos dejándome la piel enrojecida y adolorida. Miraba hacia atrás de vez en cuando, solo para asegurarme de que el animal infernal aún no había dado conmigo. Podía escucharlo cada vez más y más cerca. Gracias a mí desesperanza no me podía dar cuenta que estaba yendo directamente a su trampa como una tonta.
Ya sudaba frío cuando mi pie se topó con un escalón realmente alto, apenas y alcancé a rozar la punta del siguiente peldaño con el talón, pero no fue suficiente como para lograr detenerme. Solté un alarido al sentir como todo a mi alrededor se desdibujaba al irme de boca. Mi cuerpo rodó sufriendo todo tipo de mallugadas. Fueron tantos golpes que ni siquiera alcancé a contarlos o apreciar exactamente de donde venían y donde me impactaban. Afortunadamente no me faltaba mucho para aterrizar al final de manera estrepitosa. Terminé arqueada y enredada en mis propias extremidades. Empecé a incorporarme con lentitud y entre sollozos. Lo que más me molesta era la zona de la ceja derecha, donde la piel me palpitaba de manera incesante. Enseguida comencé a percibir los hilos de sangre que se deslizaban por mi rostro. Me limpié rápidamente con la mano temblorosa justo antes de que llegara a mi ojo. Seguramente me había herido con el filo de alguna roca.
Me recargué contra una de las paredes, debido a que mis piernas se estremecía y temía que no fueran capaces de sostenerme. Descubrí que me encontraba al interior de una oscura y vieja cueva. Era un espacio pequeño, pero justo frente a mí se encontraba una grieta enorme y de forma semicircular por la cual cabía perfectamente. Supuse que era mi momento para seguir, hasta que algo inesperado y terrorífico ocurrió. Pude ver a la presencia más maligna que pudiera imaginar. Tal solo fue un segundo, debido a que gracias al impacto de la sorpresa me eché hacia atrás hasta hacerme una bolita sobre el suelo mientras cubría mi rostro, pero fue el lapso suficiente como para que su imagen quedara grabada en mi mente. Algo pareció cobrar vida dentro del agujero. Entre las rocas se desplazaron un par de párpados con apariencia de cortinas hasta dejar un ojo al descubierto. Era gigantesco y atemorizante. Fácilmente alcanzaba mi estatura y llenaba todo el espacio al interior de la grieta. Su pupila era roja y brillante, del color de la sangre vida, además, poseía franjas naranjas y marrones. Poseía una pupila negra como la noche y en forma de un rombo vertical, como el de un reptil.

—¿Qué hace esta pequeña creatura vagando por mis dominios? —su gruesa voz retumbó con fuerza dentro de mi cabeza.

El sonido me quemaba hasta casi hacerme sentir que me explotaría el cerebro. Lancé un potente grito al momento que me colocaba ambas palmas sobre las orejas y apretaba. Su voz era gruesa, resonante y maligna.

—¡Ah. Me entiende! —exclamó—. Ámbar, ¿cierto? Sí, claro que eres tú. Mandé a vigilarte cuando empezaste a leer sobre mí.

Su último comentario fue suficiente para hacerme entrar en razón. No era necesario ser muy inteligente para darme cuenta de que me encontraba cara a cara con el ente poderoso del que hablaba el libro de los nahuales, el señor del mundo de los muertos. Su magnificencia oscura era demasiado para mí. Me alegraba de no tener que verlo en su forma completa o seguramente moriría de un paro cardíaco gracias a lo impactante que sería. Parecía ser un gigante atrapado en una cueva, pues sólo podía ver su ojo a través de la rendija. Quizá era de su preferencia aparecerse de esa manera, pero no iba a preguntárselo. Por ahora parecía hostil y sin intenciones de hacerme daño, así que opté por irme incorporando con calma. Por algo había llegado hasta aquí, y no me iba a esconder ante el señor el inframundo como una rata. Observarlo aún me causó terror. Mi corazón se aceleró al máximo hasta causarme taquicardias.

—¿Usted mandó a la sombra que me observó durante toda la noche? —le pregunté entre tartamudeos.

No sabía cómo dirigirme a él, pues no conocía su nombre, y, según la lectura, así era mejor. Hablarle de “tú” me parecía una tontería, seguramente tenía muchos más años que yo. Mostrar algo de respeto no estaría mal, así que decidí dirigirme a él como “usted”.

—Así es —me respondió—. Lamento si te asusté.

—Oh, no. Descuide, estoy acostumbrada —me esforzaba al máximo por mostrarme apaciguada y como si no estuviera a punto de perecer por su desagradable sorpresa.

—Buscas a ese niño, ¿cierto? Daniel —agregó.

—Sí, pero… ¿Cómo lo sabe? —le pregunté boquiabierta y con el ceño fruncido.

—Pequeña, yo lo sé todo en mis dominios —me explicó.

Debí suponerlo. No me gustaba la manera en la que se refería a mi tamaño, pero sería mejor no hacerlo enojar con algún comentario, después de todo, yo era como una hormiga para él.

—Aún estás muy lejos, pero puedo mostrarte el camino.

—¿Por qué quieres ayudarme? —sus palabras me dejaron atónita.

—Me intriga tu… predicamento —buscó la palabra correcta—. Puedo ver en tus ojos el sufrimiento que has pasado. No ha cualquiera se le abre la entrada al infierno, menos a una… ¿Cómo les llaman los hombres? ¿Ángeles?

—Creo que se está equivocado —le respondí. De no estar congelada por el miedo hubiera sonreído sarcásticamente, pues yo era de todo menos un ser de bondad y luz —Ya debe saberlo, tenia a un demonio conmigo, a Nahuael.

—¿Y crees que mi hijo dejó su magia oscura esparcida entre esa familia de hombres solo por que le adoraban? ¿Crees que te eligió por tu bonito cabello? —se burló.

—Él dijo que era la más apta —susurré casi sin voz.

—¡Así es! Un simple hombre no podría resistir una mente como la Nahuael dentro de él. Tienes una pequeña porción de sangre de ángel, por eso tus ancestros pudieron aceptar los poderes de Nahuael tan fácilmente.

Sus palabras me dejaron sin aliento. Yo sabía lo que eso significaba. Había miles de relatos de culturas antiguas donde los ángeles de mezclaban con los hombres, incluso en la biblia lo decía. Que mis antepasados participarán en todo eso me hacía hervir la sangre. Ahora entendía por qué mi padre y sus hermanas siempre parecieron más fuertes y resistentes de lo usual. Por eso Nahuael me había escogido para utilizarme como un recipiente. Era un genio maligno dentro de una lámpara.

—¿Me has entendido? —me preguntó al notar que no recuperaba el habla—. ¿O fue demasiado para tu pequeña mentecita?

—Estoy bien —mentí mientras asentía con la cabeza.

Apostaba lo que fuera por que los demás no sabían nada de esto. Siempre creí que pertenecíamos al mundo de las sombras, pero éramos mucho más que eso.

—¿Y quieres ayudarme por qué yo tenía a tu hijo, Nahuael? —le pregunté sin rodeos y con titubeos.

Lanzó una carcajada tan fuerte que me hizo estremecer.

—Yo no estoy del lado de nadie. Mis hijos deben competir entre ellos hasta que solo quede uno vivo para que tome mi lugar. Pero, a veces me gusta… inclinar un poco la balanza cuando está muy cargada hacia un costado.

Daniel y yo no éramos más que unos simples y tontos peones en este ajedrez. ¿Lograríamos escapar antes de que el juego terminara por matarnos?

Hola ❤️ hoy les traigo varios capítulos largos como actualización, pero quería pedír su opinión en este capítulo en especial, pues tiene dos versiones:
1. La que acaban de leer.
2. Se me ocurrió otra donde Ámbar, así como toda la demás raza de Nahuales, sea descendiente de la cruza de Nahuael y sus ansestros humanos. Como Nahuael es uno de los hijos del "diablo" o del señor del inframundo (aún no tengo un buen nombre para él), Ámbar tendría sangre de él y vendría siendo como una nieta muy muy muuuy lejana del señor del infierno. Pero esa se me hace una versión más oscura.
*No se que te agrade más, por favor déjame tu opinión en los comentarios o puedes dejarme un mensaje directo, pues recueda que estás leyendo solo un borrador, pero lo que pienses es muy importante para mí. ¿Cuál creen que quería mejor? Puedes poner tus argumentos completos o sólo colocar un "1" o un "2" de las opciones.
Los amo ❤ tengan dulces pesadillas.

Cuidado con las sombras [Ámbar] Libro #2 <TERMINADA. BORRADOR>Donde viven las historias. Descúbrelo ahora