Esposo 1 |

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-Escucha, necesitas hablar con alguien del tema...- sugirió HoSeok mientras terminaba de fregar los platos. Soltaste una risa mientras dabas otra inhalada al cigarrillo que sostenían tus dedos.

-¿En serio me sugieres eso? No voy a hablar con un desconocido sobre ésto.

-Entonces habla conmigo.

-Es peor que el que va a ser mi psicólogo sea a la vez mi conocido.

-¡Con un carajo, ______!- exclamó girando para poder verte a los ojos -¡JungKook no querría esto! Si te lo quieres guardar bien, pero no cometas una estupidez que afecte a Kimihiro. 

Ambos se quedaron en silencio. Te levantaste mientras apagabas el cigarrillo y salias en silencio. Una vez habías estacionado el auto frente a la escuela de donde debía salir tu pequeño, las lágrimas salieron sin parar.

¿JungKook no querría que llorarás a las afueras de la escuela de su hijo?

Siempre era así. Llorabas a espaldas de Kimihiro en cuanto mencionaban a JungKook.

Tus ojos dolían de lo mucho que habían liberado, miraste tu rostro. Tus ojos llorosos junto a las ojeras debajo de éstos.

Esto no hubiera querido JungKook.

Ni tú. No querías estar así. 

Miraste el reloj, faltaba poco para que fuera la hora. Rápido volviste a maquillarte, tratando de ocultar tu mal aspecto sin mucho éxito.

Cuando todos los niños comenzaron a salir lo viste caminar hacia el auto donde le esperabas, un niño de piel pálida, sus ojos levemente rasgados con finas pestañas que eran ocultados por unos redondos y delgados lentes.

Su pelo café oscuro que brillaba por el sol en un peinado típico de Corea, el tan mencionado "honguito".

Vestía unos lisos shorts de tela algo gruesa color negra. Y su pequeño saco del mismo color.

JungKook siempre alegaba que ése uniforme los cerraba y los hacia aburridos.

Sonreiste en cuanto cerró la puerta tras entrar a los asientos traseros del auto.

-¿Cómo te fue, cariño?- preguntaste mientras comenzabas a conducir. Jeon Kimihiro era la mezcla perfecta de JungKook y tú. Tímido como tú, infantil como JungKook, inteligente como ambos, usuario de lentes tuyo.

Kimihiro tenía todo de ambos. Pero en el aspecto, ganaba más los genes de JungKook.

-¿Sabías que en México se celebran a los muertos?

-¿Ah, sí?

-¡Sí!- respondió animado. A tu pequeño siempre le había interesado la historia. Sus libros que siempre cargaba lo mostraban -Hacen unos altares con muchas cosas. Por ejemplo, que les tienen que poner una flor que es como anaranjada para que así los fantasmas encuentren el camino... ¡Ah! Ahí no se les llama fantasmas, se les conoce como espíritus o almas- relataba alegre. Sonreias mientras conducias por la tan conocidas calles de Busan -Se supone que las familias deben de poner una foto de algunos de sus familiares muertos porque a ellos está dedicado ese altar...

Frenaste ante un alto, en ese lapso de tiempo Kimihiro jugaba con sus manos pensando el cómo contarte sus demás acontecimientos.

-Mamá...- te llamó, hiciste un sonido en señal de hacerle caso -Hoy la señorita Lee habló conmigo...

-¿Qué? - te extrañaste. La señorita Lee no era más que la psicóloga de la escuela. Kimihiro no iba mal en sus calificaciones -¿Y de qué habló?

-... De papá- el semáforo cambió nuevamente a verde. Avanzaste tomando con más fuerza el volante
-Me preguntó... Que si lo extrañaba...

Habían llegado a casa. No tuviste oportunidad de preguntar algo más debido a que una figura tan conocida.

-No hables con él, Kimihiro- hablaste mientras bajabas del auto. El pequeño hizo lo mismo obedeciendo tus órdenes. 

Rápido abriste la puerta de su hogar para dejar entrar a tu hijo y volver a cerrarla.

-¿Acaso no te dije que no quería volver a verlos?- preguntaste al hombre de labios gruesos frente a ti. Quien traía colgando de sus brazos una funda oscura de una guitarra
-Vete de aquí, JiMin.

-Sólo quiero hablar, _____.

-Largo.- pediste cerrando el auto, mientras te detenias frente a la puerta.

-¿Por qué te comportas así? ¿Huyes sin decir nada? A JungKook no le hubiera- le interrumpiste.

-¿Me estás culpando por querer criar a mi hijo en paz?- lo miraste furiosa, soltando una amarga risa -No me culpes. No cuando tú sabías todo y no hiciste nada. No te quiero ver cerca de mi hijo o de mí, JiMin.

-¡____! ¡Tienes que escucharme!- y cerraste la puerta. Caminando al piso donde vivían Kimihiro y tú. 

Mientras preparabas la comida estaba tu pequeño sentado en el suelo de la sala, con una gran guitarra eléctrica roja brillante entre sus pequeños brazos. Escuchabas los sonidos desafinados que tocaba.

-¿Qué intentas tocar, Kimi?- preguntaste sin dejar de prestar atención a la comida.

-Creo que un do mayor y re sostenido...

-No tienes que mover el dedo demasiado, si quieres hacer ése arco debe ser firme- avisaste volviendo a escuchar el acorde, esta vez afinado y como debía ser.

-¿Sabes de música, mamá?

-Un poco. Tu padre sabía más.

JungKook reactions   [ Pedidos Cerrados ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora