Expreso de Hogwarts

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Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas

Después de un mes exactamente.
Había llegado el momento.

El uno de septiembre, Harry se despertó a las cinco, tan emocionado e ilusionado que no pudo volver a dormir. Se levantó y se puso los tejanos: no quería andar por la estación con su túnica de mago, ya se cambiaría en el tren.

Miró otra vez su lista de Hogwarts para estar seguro de que tenía todo lo necesario, se ocupó de meter a Hedwig en su jaula y luego se paseó por la habitación, esperando que sus tíos se levantaran. Dos horas más tarde, el pesado baúl de Harry estaba cargado en el coche.
Llegaron a King Cross a las diez y media.

-¿dónde est...? - preguntó Harry pero fue interrumpido pues En aquel momento, un grupo de gente pasó por su lado.

Pelirrojos, pecosos... ahí estaban los Weasley.

Percy fue el primero en cruzar la barrera.

Fred, eres el siguiente —dijo Molly.
No soy Fred, soy George —dijo el pelirrojo —. ¿De veras, mujer,
puedes llamarte nuestra madre? ¿No te das cuenta de que yo soy George?
—Lo siento, George, cariño.
—Estaba bromeando, soy Fred —dijo para luego alejarse y cruzar la barrera, seguido de George.

Ron se había aferrado a su carrito, negando con la  cabeza señalando que el no quería ir
Harry tragó fuerte era la primera vez que cruzaría
Ginny rodó los ojos
- Buena suerte
Después de aquel murmullo de parte de la pelirroja Harry cruzó la barrera

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- ¡Oh como crecen! - exclamaba Sirius abrazando a Harry con un solo brazo y con el otro alborotandole el cabello.
- Sirius ... ya ... ¡basta! - se quejaba el azabache intentando separarse de su padrino.
- Sirius ya déjalo - ordenó Remus
- Rompe las normas por mí, cachorro - le dijo Sirius
- Sirius, NO - habló Remus
- Era una broma - se defendió Sirius - Recuerda no tienen que verte - le añadió en un susurro Sirius
-¡Sirius!

Harry miró hacia otro lado observando a los Weasley

—Ron, tienes algo en la nariz.

El menor de los varones trató de esquivarla, pero la madre lo sujetó y
comenzó a frotarle la punta de la nariz.

Mamá, déjame —exclamó apartándose.
—¿Ah, el pequeñito Ronnie tiene algo en su naricita? —dijo uno de los
gemelos.
Cállate —dijo Ron.
—¿Dónde está Percy? —preguntó la madre.
—Ahí viene.

El mayor de los muchachos se acercaba a ellos. Ya se había puesto la ondulante túnica negra de Hogwarts, y Harry notó que tenía la  insignia
plateada en el pecho, con la letra P. De prefecto

No me puedo quedar mucho, mamá —dijo—. Estoy delante, los
prefectos tenemos dos compartimientos...
—Oh, ¿tú eres un prefecto, Percy? —dijo uno de los gemelos, con aire de
gran sorpresa—. Tendrías que habérnoslo dicho, no teníamos idea.
—Espera, creo que recuerdo que nos dijo algo —dijo el otro—. Una
vez...
O dos...
—Un minuto...
—Todo el verano...
—Oh, callaos —dijo Percy, el prefecto.
Y de todos modos, ¿por qué Percy tiene túnica nueva? —dijo uno de los
gemelos.
Porque dijo él es un prefecto—respondió afectuosamente la Sra.Weasley —. Muy bien,
cariño, que tengas un buen año. Envíame una lechuza cuando llegues allá.

Harry y Ginny: Una historia descabellada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora