Locuras del Sr.Crouch

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Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas

Otros años, en primavera, Harry se entrenaba a fondo para el último partido de la temporada. Aquel año, sin embargo, era la tercera prueba del Torneo de los tres magos la que necesitaba prepararse, pero seguía sin saber qué tenía que hacer.

Finalmente, en la última semana de mayo, al final de una clase de Transformaciones, lo llamó la profesora McGonagall.

Esta noche a las nueve en punto tienes que ir al campo de quidditch —le dijo—. El señor Bagman se encontrará allí para hablaros de la tercera prueba.

De forma que aquella noche, a las ocho y media, junto a Ginny dejó a Ron y Hermione en la torre de Gryffindor para acudir a la cita. Al cruzar el vestíbulo se encontraron con Cedric, que salía de la sala común de Hufflepuff.

¿Qué crees que será? —les preguntó, mientras bajaba con ellos la
escalinata de piedra y salían a la oscuridad de una noche encapotada—. Fleur no para de hablar de túneles subterráneos: cree que tendremos que encontrar un tesoro.
—Eso no estaría mal —dijo Ginnyy, pensando  sencillamente llevar a Bestia su escarbato para que hiciera el trabajo por ella.

Bajaron por la oscura explanada hasta el estadio de quidditch, entraron a
través de una abertura en las gradas y salieron al terreno de juego.

¿Qué han hecho? —exclamó Cedric indignado, parándose de repente.

El campo de quidditch ya no era llano ni liso: parecía que alguien había
levantado por todo él unos muros largos y bajos, que serpenteaban y se
entrecruzaban en todos los sentidos.

¡Son setos! —dijo Harry, inclinándose para examinar el que tenía más cerca.
¡Eh, hola! —los saludó una voz muy alegre.

Ludo Bagman estaba con Krum y Fleur en el centro del terreno de juego.

Harry, Ginny y Cedric se les acercaron franqueando los setos. Fleur sonrió al dúo: su actitud hacia ellos había cambiado por completo desde que habían rescatado a su hermana del lago.

Bueno, ¿qué os parece? —dijo Bagman contento, cuando Harry, Ginny y Cedric pasaron el último seto—. Están creciendo bien, ¿no? Dentro de un mes Hagrid habrá conseguido que alcancen los seis metros. No os preocupéis —añadió sonriente, viendo la expresión de tristeza de Harry, Ginny y Cedric—, ¡en cuanto la prueba finalice vuestro campo de quidditch volverá a estar como siempre! Bien, supongo que ya habréis adivinado en qué consiste la prueba, ¿no?

Pasó un momento sin que nadie hablara. Luego dijo Krum:

Un «laberrinto».
—¡Eso es! —corroboró Bagman—. Un laberinto. La tercera prueba es así
de sencilla: la Copa de los tres magos estará en el centro del laberinto. El
primero en llegar a ella recibirá la máxima puntuación.
—¿Simplemente tenemos que «guecogueg» el «labeguinto»? —preguntó Fleur.
Sí, pero habrá obstáculos —dijo Bagman, dando saltitos de
entusiasmo—. Hagrid está preparando unos cuantos bichejos... y tendréis que romper algunos embrujos... Ese tipo de cosas, ya os imagináis. Bueno, los campeones que van delante en puntuación saldrán los primeros. —Bagman dirigió a Cedric, Ginny y Harry una amplia sonrisa—. Luego entrará el señor Krum... y al final la señorita Delacour. Pero todos tendréis posibilidades de ganar: eso dependerá de lo bien que superéis los obstáculos. Parece divertido, ¿verdad?

Harry y Ginny, que conocían de sobra el tipo de animales que Hagrid buscaría para una ocasión como aquélla, pensó que no resultaría precisamente divertido. Sin embargo, como los otros campeones, asintieron por cortesía.

Harry y Ginny: Una historia descabellada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora