El torneo de los tres magos

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Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas

-No recuerdo haberte invitado a entrar, Zabini -dijo Harry fríamente

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-No recuerdo haberte invitado a entrar, Zabini -dijo Harry fríamente.
-¿Qué es eso, Weasley? -preguntó Zabini, señalando la jaula de

Pigwidgeon. Una manga de la túnica de gala de Ron colgaba de ella
balanceándose con el movimiento del tren, y el puño de puntilla de aspecto
enmohecido resaltaba a la vista.
Ron intentó ocultar la túnica, pero Zabini fue más rápido: agarró la manga y tiró de ella.

-¡Mirad esto! -exclamó Pansy, encantada, mientras Zabini les enseñaba a Crabbe y a Goyle la túnica de Ron.
-. No pensarás ponerte esto, ¿eh, Weasley? Fueron el último grito hacia mil ochocientos noventa... - dijo Zabini.
-¡Vete a la mierda, Zabini! -le dijo Ron, con la cara del mismo color que
su túnica cuando la desprendió de las manos de Zabini.

Zabini y Panay se rieron de él sonoramente. Crabbe y Goyle se reían también como tontos.

-¿Así que vas a participar, Weasley? ¿Vas a intentar dar un poco de
gloria a tu apellido? También hay dinero, por supuesto. Si ganaras podrías comprarte una túnica decente...
-¿De qué hablas? -preguntó Ginny bruscamente.
-¿Vas a participar? -repitió Zabini-. Supongo que tu sí con Potter, nunca dejan pasar una oportunidad de exhibirse, ¿a que no?
-Zabini, una de dos: explica de qué estás hablando o vete -dijo
Hermione con irritación, por encima de su Libro reglamentario de hechizos, curso 4º.

Una alegre sonrisa se dibujó en el oscuro rostro de Zabini.

-¡No me digas que no lo sabéis! -dijo muy contento-. ¿Ustedes tienen en el
Ministerio a un padre y un hermano, y no lo sabes? Dios mío, mi padre me lo dijo hace un siglo... Cornelius Fudge se lo explicó.
- Pero, claro, nuestras familias siempre se han relacionado con la gente más importante del Ministerio... Quizá el rango de su familia es demasiado bajo para enterarse.- dijo Pansy.
- Sí... seguramente no tratan de cosas importantes con tu padre delante. ¿Y tu Potter? ¿Tus tíos no te lo dejaron? - dijo Zabini.

Volviendo a reírse, Zabini hizo una seña a Pansy, Crabbe y Goyle, y los cuatro se fueron. Ginny se puso en pie y cerró la puerta corredera del compartimiento dando un portazo tan fuerte que el cristal se hizo añicos.

-¡Ginny! -le reprochó Hermione. Luego sacó la varita y susurró-:
¡Reparo! -Los trozos se recompusieron en una plancha de cristal y regresaron a la puerta.
-Bueno... han hecho como que lo saben todo y nosotros no -dijo Ron con un gruñido-. «Nuestras familias siempre se ha relacionado con la gente más importante del Ministerio...» Mi padre podría haber ascendido cuando hubiera querido... pero prefiere quedarse donde está...
-Por supuesto que sí -asintió Hermione en voz baja-. No dejes que te moleste Zabini, Ron.
-¿Él? ¿Molestarme a mí? ¡Como si pudiera! -replicó Ron cogiendo uno
de los pasteles en forma de caldero que quedaban y aplastándolo.

Harry y Ginny: Una historia descabellada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora