La final de Quidditch y la predicción de la profesora Trelawney

275 28 25
                                    

Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas

Harry, Ginny y el resto del equipo de Gryffindor fueron recibidos con una ovación al entrar por la mañana en el Gran Comedor

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Harry, Ginny y el resto del equipo de Gryffindor fueron recibidos con una ovación al entrar por la mañana en el Gran Comedor. Harry no pudo dejar de sonreír cuando vio que los de las mesas de Ravenclaw y Hufflepuff también les aplaudían. Los de Slytherin les silbaron al pasar.

Wood se pasó el desayuno animando a sus jugadores a que comieran, pero él no probó nada.

Luego les metió prisa para ir al campo antes de que los demás terminaran. Así podrían hacerse una idea de las condiciones. Cuando salieron del Gran Comedor; volvieron a oír aplausos.

-¡Buena suerte, Harry! -le gritó Cho Chang. Harry se puso colorado.
- Oiga, Señor Tomate puede retirarse y devolverme a mi cara rajada - dijo Ginny con tono burlesco.
- ¡Cállate! - exclamó Harry sonrojándose aún más. Ginny río y Harry se le unió, abrazandola con un brazo.

Aquel acto, aunque era muy común entre ambos amigos, no le cayó bien a Cho Chang que dirigió una mirada fulminante a la pelirroja; quién al sentirla solo le sonrió y le guiñó el ojo.

Aquel simple acto que Ginny lo tomó como un burla más, Cho lo tomó como la declaración de un guerra.

(...)

-Muy bien..., el viento es insignificante. El sol pega algo fuerte y puede perjudicarnos la visión. Tened cuidado. El suelo está duro, nos permitirá un rápido despegue.

Wood recorrió el terreno de juego, mirando a su alrededor y con el equipo detrás. Vieron abrirse las puertas del castillo a lo lejos y al resto del colegio aproximándose al campo.

-¡A los vestuarios! -dijo Wood escuetamente. Nadie habló mientras se cambiaban y se ponían la túnica escarlata. Harry se preguntó si se sentirían como él: como si hubiera desayunado algo vivo. Antes de que se dieran cuenta, Wood les dijo:

-¡Ha llegado el momento! ¡Adelante...!

Salieron al campo entre el rugido de la multitud. Tres cuartas partes de los espectadores llevaban escarapelas rojas, agitaban banderas rojas con el león de Gryffindor o enarbolaban pancartas con consignas como «ÁNIMO, GRYFFINDOR» y «LA COPA PARA LOS LEONES». Detrás de la meta de Slytherin, sin embargo, unas doscientas personas llevaban el verde; la serpiente plateada de Slytherin brillaba en sus banderas. El profesor Snape se sentaba en la primera fila, de verde como todos los demás y con una sonrisa macabra.

-¡Y aquí llegan los de Gryffindor! -comentó Lee Jordan, que hacía de
comentarista, como de costumbre-. ¡Potter, Bell, Johnson, los hermanos Weasley y Wood!Ampliamente reconocido como el mejor equipo que ha visto Hogwarts desde hace años. -Los comentarios de Lee fueron ahogados por los abucheos de la casa de Slytherin-. ¡Y ahora entra en el terreno de juego el equipo de Slytherin, encabezado por su capitán Flint! Ha hecho algunos cambios en la alineación y parece inclinarse más por el tamaño que por la destreza. -Más abucheos de los hinchas de Slytherin. Harry, sin embargo, pensó que Lee tenía razón. Malfoy era el más pequeño del equipo de Slytherin. Los demás eran enormes.
-¡Capitanes, daos la mano! -ordenó la señora Hooch.

Harry y Ginny: Una historia descabellada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora