Cosas en Hogwarts #2 (Halloween, Quidditch y espejo de Oesed)

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Juro solemnemente que mis intenciones no son buenas

Maratón navideño (1/?)

Malfoy no podía creer lo que veían sus ojos, cuando vio que Harry y Ron todavía estaban en Hogwarts al día siguiente, con aspecto cansado pero muy alegres. En realidad, por la mañana Harry y Ron pensaron que el encuentro con el perro de tres cabezas había sido una excelente aventura, y ya estaban preparados para tener otra. Mientras tanto, Harry le habló a Ron del paquete que había sido llevado de Gringotts a Hogwarts, y pasaron largo rato preguntándose qué podía ser aquello para necesitar una protección así.

Es algo muy valioso, o muy peligroso —dijo Ron.
O las dos cosas —opinó Harry

Pero como lo único que sabían con seguridad del misterioso objeto era que tenía unos cinco centímetros de largo, no tenían muchas posibilidades de adivinarlo sin otras pistas.

Ni Neville ni Hermione demostraron el menor interés en lo que había
debajo del perro y la trampilla. Lo único que le importaba a Neville era no volver a acercarse nunca más al animal.

Hermione se negaba a hablar con Harry y Ron, pero como era una
sabihonda mandona, los chicos lo consideraron como un premio. Lo que realmente deseaban en aquel momento era poder vengarse de Malfoy y, para su gran satisfacción, la posibilidad llegó una semana más tarde, por correo.

Mientras las lechuzas volaban por el Gran Comedor, como de costumbre,
la atención de todos se fijó de inmediato en un paquete largo y delgado, que llevaban seis lechuzas blancas. Harry estaba tan interesado como los demás en ver qué contenía, y se sorprendió mucho cuando las lechuzas bajaron y dejaron el paquete frente a él, tirando al suelo su tocino.

Se estaban alejando, cuando otra lechuza dejó caer tres cartas sobre el paquete.
Harry abrió el sobre para leer la primera carta era  de Ginny, la segunda de sus tíos (revelando que el paquete era una Nimbus 2000 comprada por Sirius) y la tercera de McGonagall diciendo que no abra el paquete y que el entrenamiento era hoy de noche.

Harry tuvo dificultades para ocultar su alegría, mientras le alcanzaba la
nota a Ron.

—¡Una Nimbus 2.000! —gimió Ron —. Yo nunca he tocado
ninguna.

Salieron rápidamente del comedor para abrir el paquete en privado, antes de la primera clase, pero a mitad de camino se encontraron con Crabbe y Goyle, que les cerraban el camino. Malfoy le quitó el paquete a Harry y lo examinó.

—Es una escoba —dijo, devolviéndoselo bruscamente, con una mezcla de celos y rencor en su cara—. Esta vez lo has hecho, Potter. Los de primer año no tienen permiso para tener una.

Ron no pudo resistirse.

No es ninguna escoba vieja —dijo—. Es una Nimbus 2.000. ¿Cuál dijiste
que tenías en casa, Malfoy, una Comet 260? —Ron rió con aire burlón—. Las Comet parecen veloces, pero no tienen nada que hacer con las Nimbus.
—¿Qué sabes tú, Weasley, si no puedes comprar ni la mitad del palo?
replicó Malfoy—. Supongo que tú y tus hermanos tenéis que ir reuniendo la
escoba ramita a ramita.

Antes de que Ron pudiera contestarle, el profesor Flitwick apareció detrás
de Malfoy

No os estaréis peleando, ¿verdad, chicos? —preguntó con voz chillona.
A Potter le han enviado una escoba, profesor —dijo rápidamente Malfoy.
Sí, sí, está muy bien —dijo el profesor Flitwick, mirando radiante a Harry—. La profesora McGonagall me habló de las circunstancias especiales, Potter. ¿Y qué modelo es?
—Una Nimbus 2.000, señor —dijo Harry, tratando de no reír ante la cara de horror de Malfoy—. Y realmente es gracias a Malfoy que la tengo.

Harry y Ginny: Una historia descabellada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora