49 | Inquietante huracán

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Light of Hope

11:01 a.m.

Casa Orlov

Adrik

-Él es tu hermano, Adrik... Siento tanto haberte ocultado todo esto pero entiende, mi niño, que todo lo que hice fue para protegerlos de su padre... Lo siento tanto.

Mi mamá rompe en llanto otra vez.

Siento que el aire ha dejado mi cuerpo.

Tengo otro hermano y es el asesino de Sergei...

Y mi padre es una escoria inhumana que tomó la identidad de su hermano, mi tío, que también asesinó dejando a Killian huérfano.

-No -musito -, no -mi voz es un susurro ronco.

El cosquilleo en mis ojos aparece y la angustia me lleva al fondo de un abismo.

Todavía quedan veinte segundos del vídeo que hay en la memoria pero yo no puedo ser capaz de verlos después de esos quince minutos de revelaciones y verdades. De comprender al sociópata que es mi hermano perdido y que toda mi vida ha sido una puta mentira.

Es increíble el vacío interno que se atenúa a mi pecho en este momento. Es como si algo me sacara el alma y lo reemplazara por una bolsa con aire nada más. Mi padre es un monstruo y me crió para ser igual que él y que mi hermano perdido.

Ahora las preguntas son un desorden en mi cabeza y comienzo a comprender muchas cosas como cuando Fredek me dijo que no fuimos los únicos.

Está mi hermano. Por eso no somos los únicos porque está él, está... Es que su nombre hasta me hace sentir fatal.

¿Por qué llamarme así? ¿En su honor o para remplazarlo? ¿Por qué no lo salvaron?

¡Tenía cinco años solamente!

Por un breve instante comprendo todo lo que sufrió mi hermano mayor y todo lo que debió pasar para odiar tanto a Lev, no, a Arman. Arman Jakov, mi padre es ese caníbal hijo de puta que todos en la familia odiamos. Me cubro los ojos porque literalmente ya no puedo procesar más, porque si veo alguna otra cosa me pondré a pensar y no quiero. Necesito tener mi mente en blanco. Ahora. No puedo pensar en mis hermanos, ni en mi madre ni en Arman. Pienso en la confesión de mi madre; mi tío Lev Jakov murió el mismo día que nací pero horas después. Killian si fue rescatado de la calle después de ver como mi padre asesinaba al suyo.

Niego violentamente levantándome cabreado del suelo. Empiezo a golpear mi puerta.

- ¡Déjenme salir maldición! ¡Killian! ¡Killian, debemos hablar! -ladro golpeando la puerta de mi habitación con mis puños, solo que no escucho actividad, mi buen sentido auditivo no capta nada fuera de mi cuarto.

Suelto una maldición entre dientes empezando a patear la puerta a darle más golpes hasta que mis nudillos se tornan rojos y se agrietan. La madera blanca de la puerta se mancha con la sangre que mis nudillos sueltan pero no me detengo dándole patadas todavía.

Estoy cabreado y la adrenalina es una buena amiga en estos momentos.

Gruño y bramo más maldiciones, la puerta se agrieta ligeramente y es mi oportunidad para darle más y más patadas. Una y otra. Y otra. Y otra vez. Hasta que la puerta finalmente cede y se abre hacia afuera rompiendo la costumbre de abrir hacia adentro.

Bajo corriendo las escaleras encontrándome con la sala vacía por lo que voy a la cocina y nada tampoco, a los cuartos, Al Cuarto, el sótano, y el garaje y sigo sin encontrar nada. Busco con la mirada algo que me dé indicios de adónde debieron ir; sin embargo, no hay ni una nota ni algo referente sobre la mesa ni en la sala misma. Han de haber ocultado todo para que yo no supiera dónde están.

ADRIK ✓ [Pesadilla #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora