Hermana de Harry Styles

53- No te hagas esto

Subí la escalera y llamé a la puerta. Nadie respondió. Entré y me encontré a Liam llorando con el rostro entre las manos. Me senté junto a él y coloqué mi mano sobre su pierna para que supiera que estaba ahí. Él me miró y yo solté un par de lágrimas al ver sus ojos rojos e hinchados.

-Dijiste que íbamos a levantarnos juntos.- murmuró con dolor en su voz.

-Liam...

-Dejame hablar,- pidió.- yo quiero ayudarte y lo sabés. Nina, te amo y me duele verte así. Decime qué hice mal.

-No. No lo hagas. No te hagas esto. No te eches la culpa de las cosas que yo hago. No fuiste vos. No fuiste vos, Liam. -La desesperación comenzaba a hacerse presente en mi voz.- No fue culpa de nadie más que mía. Amor, te amo ¿sí? Y no quiero que te culpes. Solo te pido que no te lastimes por mi culpa. Necesito que seas fuerte y que... ignores esto.- dije señalando mi cuerpo.

Le sequé las lágrimas y él me rodeó con sus brazos.

-Mi vida, todo va a estar bien.- murmuré.- Ahora va a estarlo.

Me acerqué a él pero no me animé a besarlo, necesitaba que él me respondiera que quería que lo hiciera.

-Vamos a estar bien.- me dijo para luego besarme.

Rodeé su cuello con mis brazos y él posó sus manos delicadamente en mi cintura.

-Te amo y siempre voy a amarte.- le dije.

-Te amo y siempre voy a amarte,- repitió. - y voy a cuidarte de todos y de vos misma cada vez que sea necesario.

Acomodó un mechón de cabeza detrás de mi oreja y volvió a besarme con suavidad.

...

Narra Liam.

La necesitaba. La necesitaba demasiado. La besé suave y dulcemente. Caímos acostados en la cama y la puse sobre mí acariciándola con cuidado por miedo a que le dolieran los cortes. Empecé a acariciarla bajo la remera y sentí sus cortes sobresaliendo, formando pequeñas montañitas en su piel.

-Liam, no puedo.- dijo.- No así.

Se avergonzaba de sus cortes. Tenía vergüenza de mostrarse con las cicatrices frente a mí.

-Amor...- susurré.

-No quiero que lo veas.- murmuró con dolor en la voz.

Nos quedamos así. Ella tenía su cabeza apoyada en mi pecho mientras yo acariciaba su pelo. No podía soportar que ella se avergonzara frente a mí. Acaricié sus brazos, sus cicatrices. Me dolía tanto verla así. Pero haría que cambiara, que fuera feliz, que no sintiera miedo al momento de mostrarse ante mí. Haría todo lo posible para lograr que la alegría regresara a sus ojos.