No quiero irme

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El tiempo siempre pasó lento para mí. Cada paso, cada viaje en colectivo, cada paseo duraba horas. Me detenía en los detalles, procuraba andar lento en una ciudad en la que todos corrían. Cada segundo contaba para mí y lo disfrutaba tanto tiempo como podía. Así que el tiempo era lento en mi vida. ¿Por qué esa semana no podía ser así? ¿Por qué todo tenía que resultar de ese modo? Era tarde. Me tiré en la cama y miré mi cuarto vacío, se veía triste, melancólico, desolado. Las valijas estaban abajo y dentro de dos horas llegaría mi hermano para llevarme a Londres con él. Que raro sonaba llamarlo así. Ni siquiera sabía su nombre. Esa tarde había bajado todas mis cosas con ayuda de Ryan y Luke. Habíamos dejado todo en la baulera del edificio para que todo fuera más rápido, para no gastar el ascensor más de lo necesario, para que mi hermano no entrara en mi casa nunca.

Britani y yo nos habíamos vuelto amigas. Buenas amigas. Me pregunté por qué nos tomó tanto tiempo. No entendía por qué las cosas empezaban a funcionar cuando ya era tarde para todo. A Luke lo habían llamado unos chicos de último año para que formara parte de su banda. Decía que iban a tocar en bares, que era probable que hicieran uno que otro show que yo me perdería. Quise actuar como si nada pasara, pero no podía evitar tener esa sensación de que jamás volvería a ver ese lugar y la nostalgia se apoderaba de mí, una vez más.

Mi tía había repetido cientos de veces que no los perdería. Ella, que se había ido, que nos había dejado, hablaba de todo lo que no perdería. Ella que había llamado a ese chico para que viniera a buscarme, me hablaba de cosas que no entendía en absoluto.

-Nina, vinieron a verte.- gritó mi tía desde el living.

Me levanté de la cama, salí con paso lento y me encontré con Britani sentada en el sofá gastado que había pertenecido a mi madre. Se me hizo un nudo en la garganta con tan solo pensar en ella. Mi amiga tenía los ojos rojos e hinchados y movía sus manos nerviosamente mientras observaba el suelo.

-Britani, ¿qué pasó?- pregunté intentando mostrarme alegre, cosa que no funcionó en absoluto.

-No quiero que te vayas.- dijo ella y estalló en llanto.- Te quiero y ahora somos amigas y no quiero que te vayas.

-Yo tampoco quiero irme.- dije abrazándola. - No quiero irme. Pero ya no hay nada que hacer. Te dejo en buenas manos y sé que los dejo en buenas manos. Pero no me hagas esto, no llores. No me gustaría que esta fuera una despedida llorosa.

En ese momento la puerta se abrió y entró Luke con su guitarra. Temía que no llegaran a tiempo, me aterraba el hecho de no despedirme de ellos quienes, durante tantos años, habían estado a mi lado a pesar de todo.

-You are mine for the summer-cantó y me miró.

-¿One Direction?- pregunté con una mueca que a él le causó risa.- Ellos en mi casa no.

-¿Por qué?- preguntó Britani haciéndose la ofendida, sin apartarse de mí.

-No es mi estilo.- dije sin rodeos.-No me van a hacer hablar de mis gustos musicales en este momento, por favor.

-Ya llegó.- dijo Ryan desde la ventana.

Quise correr y esconderme. Britani me abrazó fuerte. El latido de mi corazón y el suyo se acoplaban en un golpeteo acelerado que decía más que las palabras.

-Llamame cuando llegues.- pidió y podía sentir como todos allí renunciaban, en cierta forma, a mí.

-No quiero irme.- dije llena de pánico aferrándome a ella.

-Tranquila. Todo va a estar bien.- me tranquilizó mi tía aunque sus palabras no servían de nada y ella lo sabía.- Voy a ir a hablar con él.

Me solté de Britani y corrí a los brazos de Luke. Él me abrazó con fuerza y lo sentí llorar y quería llorar junto a él. No quería irme, no estaba dispuesta a dejar atrás todo lo vivido. No podía dejarlos atrás a ellos. Subimos los cuatro juntos al ascensor. Luke no me soltaba y me pregunté si yo estaría lista para hacerlo. Las puertas se abrieron. Nos quedamos ahí, solos y en silencio, mientras Britani, mi tía y Ryan llevaban todas mis cosas fuera. Me iba. Me iba para siempre.

- Quiero que me llames. ¿Si? Necesito que me llames.- dijo y yo asentí y besé su mejilla para pasar a brazos de Ryan que ya estaba en la calle.

Sentía que el tiempo se escurría entre mis dedos y no lograba pronunciar todas las palabras que seguían atoradas en mi garganta. Todos corrían. Se apuraban, se alejaban. No me gustaban las cosas apresuradas. ¿Cuánto podía durar una despedida? Necesitaba que durara hasta perder el vuelo, hasta perder la paciencia de todos y poder quedarme. Necesitaba que fuera tanto el tiempo que se me olvidara que era una despedida.

-Ryan, no dejes que me lleven.- supliqué con tanto temor que mi voz me resultó ajena.

-Si fuera por mí, estarías escondida abajo de mi cama.

-No lo conozco, Ryan.

Él me besó la frente. Ryan estaba despidiéndose, estaba enviándome a ciegas por un camino barroso y oscuro del cual no conocía ni el nombre. Él estaba pidiéndome que avanzara cuando ambos sabíamos que yo no era capaz de hacerlo.

-Ya hable con él. Todo va a estar bien y si algo pasa yo voy a viajar a verte.- prometió fijando sus ojos en los míos y acunando mi rostro entre sus frías manos.

El padre de Ryan y Luke era algo así como millonario y podían darse esa clase de gustos. Ambos vivían viajando con él y su esposa, a quien consideraban su madre. Pero no se trataba de eso. Porque no era lo mismo. Tomarse un avión no era un "en diez en tu casa" o "nos vemos en el colegio" o "este finde en casa". Tomarse un avión era planear, esperar y meses de ausencia.

Con el rostro bañado en lágrimas abracé a mi tía, imaginando que era mi madre y no la persona que me enviaba lejos. Porque necesitaba el abrazo de mi madre y ella era lo más cercano que tenía en ese momento. Me aparté y subí al auto sin siquiera mirar a mi hermano.

-No es un adiós,- dije con la ventana baja.- es un hasta pronto.

-Que frase más estúpida.-dijo Luke y reí.-Podrías haber pensado algo mejor.

Quería parecer positiva pero no podía, no en ese momento en el que sentía que todo estaba derrumbándose. El coche arrancó y me cubrí el rostro con las manos en un intento de ocultar mi frustración, mi dolor, mi impotencia, mis lágrimas.

-Tranquila.- dijo una voz ronca y grave a mi lado.- Ya vas a llegar a Londres y vas a olvidar este lugar.

Pero no quería, no quería olvidarme jamás de ese lugar.

Hermana de Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora