21-La decisión

5K 238 5
                                    

Faltaba solo una semana para que la gira comenzara y los chicos estaban muy cansados. No podía dormir y los despertaba todas las noches con mis gritos. Nunca había sido de sueño tranquilos, mucho menos de pesadillas calladas. Desde chica, cada mal sueño terminaba en grito, en llanto o en ambas. Mi madre se pasaba a mi cama y me calmaba. Todo se terminaba cuando ella estaba cerca, pero de ella solo tenía un recuerdo y tres cajas que seguían cerradas y escondidas en el armario.

-¿A dónde vas, Nina?- preguntó Harry.

-A dar una vuelta.- respondí mostrándole una sonrisa cansada.

-Te acompaño.- dijo Liam.

-No, duerman. En un ratito vuelvo.

No les dejé decir nada más. Salí de la casa y caminé un par de cuadras. Quería que los chicos durmieran. Lo necesitaban y sólo podían hacerlo si yo no estaba ahí. Los recuerdos empeoraban y no sabíamos cómo solucionarlo. Cada vez se volvían más tormentosos, largos y dañinos. Necesitaba a Ryan. Odiaba necesitarlo en ese momento, pero sabía que él podría solucionarlo. Había intentado llamarlo, pero de solo pensar que él podría alejarme de Harry, me había hecho desistir.

Caminé por unas horas más sin rumbo fijo, era tarde pero no me importó en absoluto. A las tres de la mañana me senté en la puerta de la casa sin emitir sonido alguno. Crucé mis piernas y miré la calle desierta y la oscuridad que todo lo envolvía con sus largos brazos. Ellos dormían, lo sabía. Había mucho silencio y las luces estaban apagadas. Decidí no interrumpir con mis malditas pesadillas esta vez, ellos necesitaban dormir y no podía seguir despertándolos, y salir había sido la única solución que se me ocurrió.

El sol empezaba a salir cuando la puerta de entrada se abrió. Volteé encontrándome con Simon.

-¿Qué haces acá, Nina?- preguntó en tono de reproche.

-Quería dejarlos dormir.- susurré con el cansancio irrumpiendo en mi voz.

-La que más necesita dormir sos vos.- dijo él, tendiéndome su mano.

-No importa, de todas formas no puedo dormirme. Además ellos estaban súper cansados.

-Entrá, linda. En un ratito tengo que despertarlos.

-¿No pueden dormir hasta tarde hoy?

Negó. Le hice caso. Él me abrazó por los hombros y entramos a la casa en silencio. El aire cálido del interior me hizo sonreír, afuera hacía mucho frío a esas horas. Siempre tenían que trabajar y Simon se quedaba en la casa para que no olvidaran eso. A veces odiaba que estuviera ahí, como presionándolos constantemente. Uno podía llegar a olvidarse de su presencia hasta que llamaba a la puerta a las ocho de la mañana y no dejaba de insistir hasta que ya estabas de pie. Pero era una figura de autoridad que podía llegar a ser hasta paternal ante mis ojos, y cualquier figura paternal que me tratara bien podría ser un sustituto para los recuerdos de mi padre. Nuevos recuerdos, nuevas concepciones de lo que estaba bien y lo que estaba mal. Un nuevo comienzo.

Mientras Simon preparaba todos los desayunos me tiré en el sillón y poco a poco me quedé dormida. Cuando me desperté estaba en mi cama. No hubo pesadillas, sólo dormí lo que me resultó sumamente extraño. Me levanté y escuché el silencio. Era raro el silencio cuando estaban los chicos. Me froté los ojos y bajé a prepararme el desayuno algo adormecida.

-Hola, Ryan.- saludé al entrar en la cocina. Al pensar en mis palabras me volví y fruncí el ceño.- ¿Ryan?

¿Qué hacía él ahí? Volví a mirarlo.

-Hola, Ni. ¿Cómo estás?- preguntó tranquilo y sonriente.

-Bien. ¿Y los chicos?

-Se fueron al ensayo. En un ratito vuelven.

Él me dio mi chocolatada y besó mi cabeza antes de ir al living. Intentaba recordar si realmente había despertado y, efectivamente, eso no era un sueño pero, ¿cómo es que Ryan estaba ahí? Era Ryan. El caballero. El que siempre me defendía. El que jugaba conmigo. Era mi Ryan. Era él, su presencia. Se fueron los ataques desde ese día y dejaron de ser fuertes los pocos que tenía. Era mi Ryan.

Le conté por qué faltaba a sus cumpleaños y por qué nunca entraba a la pileta. Vimos películas. Hicimos guerra de almohadas. Fuimos a las hamacas. Todo. Todo lo que abandoné cuando me fui a Londres volvió con él. Era extraño sentirme tan completa sabiendo que él estaba ahí, aunque algo había cambiado pero me esmeraba por no demostrarlo porque eso lo arruinaría todo, otra vez. Esa tarde él se iba y al día siguiente empezaba la gira. Era el momento de esa decisión que todos sabían que llegaría.

-¿Querés ir a la gira o volver conmigo?-preguntó.- Es tu decisión.

-Quiero ir a la gira.- dije. Él me abrazó y prometió que íbamos a vernos en algún concierto. No había resentimiento alguno en su voz, no había explotado ni gritado ni nada de eso, lo que me tranquilizaba ya que no estaba segura de soportar otra situación tensa entre nosotros dos.

Ryan se fue pero no cambió. Volvió a llamarme esa misma noche y seguía siendo mi Ryan.

-Gracias, Harry.- dije para luego acurrucarme a su lado y dormirme.

Sabía que todo había ocurrido gracias a él y le agradecía lo que había hecho. Harry era mi hermano y me quería aunque le costara demostrarlo a veces. 

Hermana de Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora