PRELUDIO - Póstumo

[miércoles 20:00 GMT]

miércoles / 15:00 / Perú / Ciudad capital.Oficina de envíos "Paloma". 

Darius, el "Courier", el empleado del mes, el prometedor, pero falto de ambición joven que disfrutaba sus días funcionando como un simple dron de envío, sumido en la monotonía y sin una meta conocida; aunque la paga era sospechosamente más que suficiente para cubrir los gastos básicos y darse unos lujos, muchos de los compañeros del "Courier" no entendían por qué alguien con su tiempo en el puesto aún no había ascendido a puestos superiores, a pesar de contar con títulos de administración.

- "Estoy cómodo donde estoy, ¿Para qué cambiar?"-Se justificaba todo el tiempo, Darius.

Aunque era amable a la hora de interactuar con sus compañeros y superiores, parecía evitar al máximo toda clase interacción fuera del trabajo, siempre poniendo alguna justificación para no acompañar al grupo a eventos sociales, aunque parecía tener una relativa gran amistad con uno de sus compañeros. Eventualmente las personas de su trabajo sabían que podían contar con él siempre y cuando fuese solo relacionado a las funciones laborales y nada más que ello.

El empleado del mes mantenía siempre un inusual estado de alerta que intentaba camuflar todo el tiempo, era algo que solo su administradora sabía, la jefa que ahora estaba de salida y que por un par de años había trabajado con todos los Courier, mensajeros encargados de llevar usualmente documentos, todos habían dejado el trabajo o ascendido, excepto uno: Darius. Después de mucho tiempo, la jefa averiguó el porqué, el "Courier" transportaba más que solo documentos o reportes firmados, a veces objetos de mucha importancia o valor, sea material como de uso; y la razón de la confianza es que el joven respondía directamente a la central; la "analista principal" y "concejera" de los altos mandos de la farmacéutica, Andrea N.N., era buena amiga de Darius.

La administradora que iba de salida recibió una visita de su superior hace algunos días, en los que implícitamente recibió una amenaza por si revelaba alguna información importante de la empresa o el sistema de envíos; el susto que le provocó fue tan grande como la curiosidad que sentía por el nivel de confidencialidad que se buscaba de ella; de algún modo justificable, pero no hasta ese punto. De cualquier modo, no tenía intención de querer recordar los días que ahora podría dejar atrás, un aburrido y monótono trabajo con una paga miserable a su parecer.

Sin embargo, aquellos días de trabajo de la administradora habían sido más inusuales que de costumbre en lo relacionado a los envíos del "Courier", Darius. Normalmente se hace una pequeña documentación o declaración de lo que se transportaba en términos generales, nada que fuese demasiado específico; sin embargo, desde el lunes se había estado haciendo pequeños envíos desde el puerto hasta unos pequeños y discretos almacenes en medio de la ciudad y viceversa; todos ellos a cargo del poco comunicativo Darius y uno de sus compañeros de confianza, un joven al que el mismo "Courier" llamaba como "Sharp" quienes no llenaban la declaración de envió por orden del gerente.

El otro Courier, apodado Sharp era un menudo joven trigueño de amplia sonrisa y de algún modo tímido con las mujeres, pasaba gran parte de su tiempo social con los otros empleados, pero en ámbitos de trabajo usualmente se le asignaba con Darius cuando se trataba de múltiples envíos.

La administradora no sabía cómo reaccionar ante ello, se dijo a sí misma que no sería su problema y que lo mejor era olvidarlo por completo, seguir las órdenes de su superior de mantener discreción con respecto a esos envíos pues eran de un cliente muy importante que requería del mínimo de atención posible.

Y así vio salir a los dos Courier, un día más en dirección al puerto; por un momento, le pareció que un par de sujetos vestidos como empresarios, uno gordo y casi calvo de cabello canoso y otro que aparentaba sus cuarentas los siguieron con la mirada; sin embargo, rápidamente estos regresaron a su conversación con toda normalidad.