[miércoles 22:10 GMT]

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miércoles / 17:10 / Perú / Ciudad capital. Puerto de la ciudad de la capital, calle "Cerveza", exterior de terminal portuaria "Botella".

-Ahora nosotros parecemos los acosadores-Dijo Sharp, de pie, pero apoyado flojamente en una columna de la puerta de salida del almacén-Y además estoy comenzando a creer que fue solo una coincidencia.

-Puede que sí, puede que no-Pensó en voz alta Darius, quien examinaba los alrededores con una mirada paranoica, parecía buscar desesperadamente a una persona-No vale la pena correr el riesgo.

Sharp refunfuño y miro hacia el piso, aburrido y cansado. En esos momentos creía que su amigo había tenido otro ataque de "paranoia" al ver patrones y similitudes donde no las había, no era la primera vez que pasaba y con seguridad no la última; de todos modos y a juzgar por el valor de los paquetes que solían llevar, tal y como Darius decía: "No vale la pena correr el riesgo".

Pasaron otros 5 minutos parados allí, Sharp solo jugaba con sus pensamientos mientras que Darius examinaba con la vista, se le notaba muy nervioso y las personas alrededor parecían notarlo con facilidad.

-Si se nos hace tarde...-Advirtió Sharp, revisando la hora en su teléfono celular-...quedaremos atrapados en el embotellamiento.

-Si, tienes razón-Consideró Darius, mirando hacia el cielo del ocaso-Solo estate atento, Sharp, esta semana ha sido particularmente extraña.

Y así, el par de Couriers comenzaron la caminata hasta el paradero del bus; vestidos con ropas casuales, ambos parecían universitarios promedio.

-Pfff...-Resopló Sharp, mientras se encorvaba-Podrías al menos disimular, Darius, o llamaras la atención de la patrulla.

El Courier empleado del mes hizo un tremendo esfuerzo por disimular mejor su tensión y procurar no ver a las personas como si esperase que alguno de ellos se pusiera perseguirlos a trote.

La noche se acercaba amenazadora y las sombras no permitían ver con claridad los rostros de las personas de los alrededores, por lo que Darius con mucho pesar, se dispuso a preocuparse más por pasar desapercibido.

- ¿Qué piensas hacer en vacaciones? -Preguntó Darius, procurando retomar un aire casual-¿Invitaras a salir a la chica del restaurant?

-Pues la verdad no estoy seguro si sea mi tipo-Evaluó Sharp, mirando al cielo, pensando-Estas vacaciones probablemente valla al gimnasio.

- ¿Por qué descartaste a la mesera? -Insistió Darius, tomando un tono de sabiondo- ¿No te agradan las chicas trabajadoras?

Sharp pareció incomodarse con el comentario, suspiro hondo y pensó: "Ya comenzó a juzgar y comparar".

-Pues probablemente no tenga tiempo para salir con todo el trabajo, ¿Cierto? -Se justificó Sharp, agregándole un tono algo terminante a la oración, connotando que no quería hablar al respecto.

- ¿Tu o ella? -Cuestionó la ambigüedad, Darius, mirando sonriendo de lado y arqueando una ceja- Solo digo que me pareció notar que le atraías.

Sharp entrecerró los ojos, pensativo, estuvo a punto de decir algo, pero se detuvo y simplemente bufó.

-Supongo que tú también ya estas viejo para esas cosas-Afirmó Darius, al notar que Sharp se quedó pensando en lo que le había dicho-Aunque puede que me equivoque.

-Hablando de ese tema ¿Cómo te va en esos campos? -Preguntó Sharp, mirando acusadoramente a su compañero.

-Pues lo llevo con tranquilidad-Respondió Darius, sin inmutarse-Me agradan las relaciones discretas.

-Es tan discreto que ni ella sabe que están saliendo-Comentó Sharp, en tono burlón, mientras se apoyaba en uno de los postes de luz al lado del paradero.

Darius no respondió más que con una larga exhalación nostálgica, seguidamente se paró como un militar al lado de Sharp y giró la mirada hacia la calle de donde se supone tendría que venir un bus colectivo.

-Cambiando de tema...-Inicio Sharp, que parecía algo nervioso por el silencio-He oído que llegaran dos nuevos compañeros a la oficina, una a reemplazar a la administradora y otro que vendrá para dar apoyo a contabilidad ¿Los conoces? ¿Sabes de ellos? ¿La nueva administradora ser bonita?

-Si los conozco, y tú también-Respondió Darius, sonriendo de oreja a oreja-Viejos amigos nuestros.

-¡Que bien!-Se alegró Sharp, se estiró levantando ambos brazos y puso sus manos en su nuca antes de agregar-A que la chica es bonita entonces.

-¿Sofía?-Se extrañó, Darius-No es de buen gusto juzgar la pareja de un amigo, ¿Sabes?

Sharp se quedó con la boca medio abierta intentando recordar, cuando unas voces lo sacaron de sus memorias, las típicas voces de un grupo de "pandilleros", y aunque era un prejuicio que el intentaba socavar, no pudo evitar sentirse estresado por ello.

Darius por su parte se alejó a pasos pequeños de lo que parecía ser la ruta del grupo, conformado por tres individuos, dos de los cuales usaban una capucha que cubría su rostro.

La pandilla pareció pasar como si ambos Courier no estuviesen allí, por la cantidad de jergas que usaban no se entendió ni una palabra de lo que conversaban, pero parecían muy concentrados en su tema. Sharp y Darius estaban increíblemente tensos, miraron de reojo la esquina por donde el colectivo tendría que pasar y se percataron que la carretera estaba vacía; un lugar solitario por donde muy poca gente pasa a esas horas; el peor escenario.

-Amigo, ¿tienes hora? -Preguntó una voz masculina y juvenil detrás de los Couriers, era uno de los encapuchados, su nariz resaltaba por sobre las sombras de su rostro.

Sharp miro su reloj deportivo en su muñeca derecha, afino la vista para verificar bien y luego respondió lo más calmadamente posible: Cinco y media.

Los otros dos sujetos se acercaron con pequeños pasos y tomaron lugar a los lados del primer encapuchado, se les notaba tensos también.

-No me alcanza para comer-Continuó el encapuchado, metiendo una mano en el bolsillo de su chaqueta y sosteniendo lo que posiblemente era una navaja-Sean buena gente y préstenme unas moneditas.

Darius casi de inmediato sacó un billete arrugado de su bolsillo y extendió su mano hacia el sujeto, el otro encapuchado tomó el dinero y lo examinó.

- ¡Solo 10! -Se quejó el compañero del encapuchado, con una cara de disgustó-Eso no alcanza ni para un pan.

- ¡Tranquilos! -Se apresuró a interrumpir Sharp, sacando dos billetes del bolsillo de su pantalón y extendiéndoselo-Faltaba esto.

El tercer sujeto, quien no usaba capucha tomo los billetes y sonrió ampliamente antes de agregar- ¡Pero siéntete bien! Estas siendo buena gente.

Sharp en ese momento devolvió la sonrisa de manera forzada, estaba muy nervioso y rogaba porque los ladrones estuviesen satisfechos, pero, sobre todo, porque Darius controlara su genio; giro para ver a su compañero y el Courier tenia una "cara de poker" como pocas veces se le había visto; parecía que el miedo le ganaba a la cólera en ese momento.

Los tres sujetos parecían a punto de irse cuando uno de ellos, el que no tenía capucha, noto los audífonos que estaban colocados en el cuello de Darius, sonrió de nuevo y se acerco a pasos relajados al Courier, diciendo: ¿Anda que música escuchas? ¿Me lo prestas luego te lo devuelvo?

Darius hizo una mueca de asco y metió su mano en los bolsillos internos de su chaleco, como si fuese a sacar su teléfono móvil.

Sharp pensó que aquel día había sido el peor en todo el tiempo trabajando como Courier, sentía su dignidad aplastada y una furia que tenía que contener detrás de una sonrisa para evitar complicaciones; observó con mucha impotencia y tristeza como su amigo retiraba de su bolsillo interno un pequeño objeto rectangular negro del tamaño de media palma y lo lanzaba contra él suelo, el cual explotó con un sonido sordo.

PRELUDIO - PóstumoWhere stories live. Discover now